Gurmé Sevilla - Verano 2019

ENTREVISTA

¿Cómo definen Don Carlos? J.M.S.: Éste no es un bar cualquiera, es un bar de parroquianos de los de toda la vida y de los que ya quedan muy pocos. ¿Qué suelen tomar? S.S.: A veces una cerveza o una copa de manzanilla y otras una copa larga. Carlos tiene una gran variedad tanto de vinos como de opciones para tomar copas. Como tiene un horario tan amplio también venimos a tomar un café con tejitas de vez en cuando. J.M.S.: La cola de toro y la tortilla de patatas, aunque también tiene muy buen solomillo al whiski y buenas chacinas. El menudo de aquí tiene tela, es de los mejores que he probado. Aunque es cierto que cuando vengo es más para tomar un vino o una cerveza, hay do- mingos que paso por aquí a comer. También lo recomiendo a todo el que quiere venir a Barbiana y estamos cerrados, porque sé que la cocina clásica y tradicional que tienen es una buena elección y no falla. ¿Qué solía pedir su padre? J.M.S.: Él era muy de su solomillo al whiski y su tinto. En Sanlúcar siempre pedía man- zanilla pero aquí cuando salía a tomar algo prefería el tinto, igual que al tener un negocio centrado en el pescado también se inclinaba por la carne cuando pedía en otro sitio. Tanto Barbiana como Don Carlos están en el corazón turístico de Sevilla, ¿cómo se llevan con el público de fuera? C.L.: A mí no me molesta el turista para nada aunque esto sigue siendo un bar de siempre de Sevilla y no un sitio de turistas. De hecho, solo uno de nuestros camareros que es ruma- no (aunque ya está sevillanizado y sale en San Gonzalo) habla inglés e italiano. J.M.S.: A nosotros en Barbiana nos ocurre igual, seguimos siendo un sitio de sevillanos que recibe público turista. Mi hermano Sergio es el que se defiende en inglés con ellos. ¿Y cuáles son las recetas que les gusta tomar?

Allí iba su padre durante sus primeros años en Sevilla y allí tejió estrechos lazos de amistad con Carlos López, pero ahora que Manuel Sánchez Cueva no está son sus hijos los que mantienen viva esa cos- tumbre y acuden con la frecuencia que su trabajo les permite a esta añeja taberna de la calle General Polavieja. ¿Desde cuándo conocen la barra de Don Carlos? José Miguel Sánchez: Es de los primeros sitios a los que mi padre vino cuando llegó de Sanlúcar de Barrameda, éste y El Portón, que es donde trabajaba Carlos al principio porque era de su padre. Venía con tanta frecuencia que cuando veíamos que no estaba en Bar- biana sabíamos donde ir a buscarle, ya que le gustaba visitar a Carlos algunos días antes de

Esa costumbre parece que se está perdiendo...

abrir y otros después de cerrar. Mi padre tenía dos amigos en la hostelería: Carlos López y Antonio Romero. Carlos López: A veces, cuando había un día malo con poca clientela, se venía para acá y nos pasábamos el día charlando. Se formaba una tertulia flamenca muy buena y a Manuel le gustaba cantar y tenía oído. ¿Con qué frecuencia suelen venir ustedes? J.M.S.: Nos gustaría venir más pero Carlos no nos cobra y eso es un problema... (risas). Nos encanta pasar por aquí porque nos trata siem- pre muy bien. Para nosotros es un momento de relax y nos sirve para desconectar porque vienes y encuentras esas tertulias que ha habido siempre en los bares de Sevilla.

Sergio Sánchez: En los bares nuevos llegas, comes y te vas. No hay esa conversación ni el alterne que ha habido siempre en las barras. J.M.S.: Aquí llegas y uno canta, otro cuenta un chiste y otro se mete con alguno por cuestio- nes de fútbol. Es en un sitio en el que sabes que te vas a reír un rato. Carlos, ¿usted se involucra en las tertulias de fútbol o prefiere mantenerse al margen como muchos hosteleros? C.L.: Yo digo que soy del Betis y me meto con las tertulias de sevillistas que vienen, pero desde el humor, porque el fútbol no me lo tomo en serio.

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