REVISTA GASTRONÓMICA GURMÉ DE CÁDIZ 31/12/16

REPORTAJE

Tapear sin parar

La capital ofrece varios puntos para comer un bocado por la calle, sin detenerte, bien sea por prisas o por placer

Carmen Ibáñez

T odos los que crecimos con ropa de marca falsa o de mercadillo calé tardamos en ente- rarnos. Pero al fin supimos que ‘pret à porter’ significa «listo para llevar», «preparado para poner», así sin entretenerse, sin parar. Aun- que la expresión recuerda más a revistas de moda, puede aplicarse al condumio, a la man- duca, al papeo. Los gaditanos, los andaluces, los mediterrá- neos o los europeos del sur, somos más dados a la comida interminable, al almuerzo con aperitivo, prólogo, presentación, nudo, desenlace, sobremesa y copa sin prisa. Así disfrutamos mucho, muchos, para qué engañarnos. Pero a veces no hay tiempo o no hay perras o ganas, o prefieres seguir camino para disfrutar de algún otro placer (un museo, un paisaje, un baño, un beso, el simple paseo). Con estas delicias, puedes picar sin sentarte ni detenerte, como un turista en tu propia ciudad (se disfru- ta mucho con esos ojos) o porque lo eres. En el mundo anglosajón, a estas cosas le llaman ‘street food’, pero sin furgoneta, o ‘take away’. Aquí le llamaremos comer por la calle o ‘veti- rando’, o como quiera cada cual. Lo importante es disfrutar. Sea por placer o necesidad, aquí van algunos bocados para disfrutar sin parar, sin detenerse, mientras caminas, con una mano, así olvidas un rato el móvil.

Empanadas de la Catedral

El que no ha comido una empanada del gallego de la Catedral (apodo injustificado por cierto: es gaditano e hijo de cántabros) es como si no hubiera estado en Cádiz. Como si no hubiera vivido, ¿para qué ha venido a esta tierra, a este valle de lágrimas si no se consuela con ese sublime relleno sofrito cubierto de pan sagra- do? Las mejores de la ciudad, la provincia y, por no exagerar, de la galaxia. La fastuosa obra de un antiguo talento matriarcal casi anónimo y, este sí, gallego. Distintos tamaños y forma- tos pero, como para comer por la calle con una servilleta, una de las charinis (nombre home- naje a la autora celta) pequeñas o medias (con hojaldre supremo en vez de masa) servirá. Lue- go caminas unos milímetros sobre el suelo. Esta pastelería, Casa Hidalgo, está justo frente a la Catedral. Sí, otra vez, ¿qué pasa? Ya sé que es el mismo establecimiento. La lista la hago yo. Si se trata de dulce, gran opción. Sin chocolate. Sin yema. Sin pamplinas, sin nada. Puro hojaldre. Uno de los mejores pasteleros de Andalucía, un fran- cés formado en la Escuela del Ritz de París, dijo una vez que era el mejor que había proba- do jamás. Y habrá probado. Máximo, superlati- vo, pluscuamperfecto, ligero como una pluma, crujiente como el mejor encaje, musical en la Hojaldre de Casa Hidalgo

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