MANUAL GERENCIA DE CENTROS HOSPITALARIOS

MANUAL GERENCIA DE CENTROS HOSPITALARIOS

El conocimiento explícito en ciencias de la salud corresponde a los resultados obtenidos de la investigación científica, ya sea clínica o de evaluación de los servicios sanitarios, que se publica de manera formal como artículos científicos en las revistas biomédicas, como revisiones sistemáticas o narrativas, como guías de práctica clínica o como informes de agencias de evaluación. La búsqueda en bases de datos y el acceso a las revistas electrónicas a través de Internet, las nuevas bibliotecas virtuales, las redes de profesionales unidas por correo electrónico y listas de discusión, los sistemas de información administrativos informatizados, la historia clínica electrónica, etc., serían las nuevas utilidades que aumentarían la eficacia de un sistema de gestión del conocimiento ya establecido en ciencias de la salud, al menos en sus fundamentos básicos. Una organización que gestiona el conocimiento adopta una actitud positiva para utilizar todo lo que sabe y aprender de todo lo que hace. Es decir, cuando se facilita a todas las personas de la organización que utilicen todo lo que la organización sabe y que la organización aprenda de todo lo que hacen. En «todas las personas» incluidos a los usuarios del sistema sanitario y a los profesionales no médicos. Para expresarlo con mayor claridad, las organizaciones sanitarias que quieran gestionar el conocimiento no pueden limitarse a promover que los médicos adopten prácticas basadas en la evidencia. Deberían también facilitar la creación y difusión del conocimiento práctico para el resto de profesionales y para los usuarios. Uno de los aspectos clave para ello es utilizar inteligentemente las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC). Las TIC se definen como las herramientas que facilitan la comunicación y el proceso de transmisión de información por medios electrónicos, con el propósito de mejorar el bienestar de los individuos. Las TIC son necesarias, pero no suficientes, la clave está en el uso inteligente más que en disponer de las tecnologías. Si hay un mensaje claro que emana de esta literatura es que las tecnologías por sí solas no bastan, es necesario realizar cambios de cultura y de comportamientos en la organización. Sin cambio en el comportamiento de las personas no hay gestión del conocimiento y difícilmente se puede mejorar la eficiencia, salvo en cuestiones marginales, en un sector en el que la mayor parte del presupuesto es el gasto de personal.

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