Biomecánica. Bases del movimiento humano

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SECCIÓN 2 Anatomía funcional

fijo). Sin embargo, los ejercicios de alta resistencia requieren el uso de la creatividad, ya que no existen sets estandarizados para estos músculos. POTENCIAL DE LESIÓN DEL ANTEBRAZO Hay dos categorías de lesión en la articulación del codo: las lesiones traumáticas o por gran fuerza y las lesiones repetiti- vas o por sobreuso. La articulación del codo está sujeta a lesiones traumáticas causadas por la absorción de una gran fuerza, como al caer, pero la mayoría de las lesiones en la articulación del codo resulta de actividades repetitivas, como acciones de lanzamiento o similares. Las lesiones traumáticas o de alto impacto se presentan primero, seguidas de las lesio- nes por sobreuso, que son más comunes. Una de las lesiones que se presenta como consecuencia de absorber una gran fuerza es una dislocación. Estas lesio­ nes usualmente se presentan por deportes como la gimnasia, el futbol americano y la lucha. El atleta cae sobre el brazo extendido, causando una dislocación posterior (35). Con la dislocación, puede presentarse una fractura en el epicóndilo medial o en la apófisis coronoides. El codo es la segunda articulación que con más frecuencia se disloca en el cuerpo (46). Otras áreas que pueden fracturarse con una caída inclu- yen el olécranon, la cabeza del radio, y el cuerpo del radio, el cúbito o ambos. Adicionalmente, también pueden presen- tarse fracturas espirales del húmero a través de una caída. Los golpes directos a cualquier músculo pueden dar origen a una condición conocida como miositis osificante. En esta lesión, el cuerpo deposita hueso ectópico en el músculo en respuesta a contusión intensa y estrés repetido sobre el tejido muscular. Aunque es más común en el cuá- driceps femoral en el muslo; el músculo braquiorradial en el antebrazo es la segunda zona más común en el cuerpo para desarrollar esta condición (35). Una gran fuerza muscular puede crear una ruptura de la cabeza larga del bíceps braquial, comúnmente observada en adultos. Los movimientos articulares que facilitan esta lesión son la hiperextensión del brazo, la extensión del antebrazo y la pronación del antebrazo. Si estos tres movimientos se dan de forma concomitante, la deformación del bíceps bra- quial puede ser significativa. Por último, caer sobre el codo puede irritar la bursa del olécranon, causando bursitis del olécranon . Esta lesión parece muy incapacitante debido a la inflamación, pero de hecho es mínimamente dolorosa (12). Las lesiones repetitivas o por sobreuso que se presen- tan en el codo pueden estar asociadas con lanzar o algún movimiento sobre la cabeza, como en el saque de tenis. El lanzamiento coloca demandas muy altas sobre la cara medial de la articulación del codo. A través de las acciones a alta velocidad del lanzamiento, se crean altas fuerzas tensiles en la cara medial de la articulación del codo, se desarrollan fuerzas compresivas en la cara lateral de la articulación, y se desarrollan fuerzas de cizallamiento en la cara posterior de la articulación. Sobre la cara medial del codo se aplica una fuerza máxima de valgo durante la parte tardía de la fase de preparación y durante la porción inicial de la fase de acele- ración. La articulación del codo se lesiona debido al cambio del varo hacia un ángulo en valgo, fuerzas más grandes, menores áreas de contacto, y área de contacto que se mue-

ven más hacia la periferia a medida que la articulación se mueve durante la acción de lanzamiento (17). La fuerza de valgo es responsable por crear el síndrome de tensión medial , o codo de lanzador (35, 89). Esta fuerza excesiva en valgo es responsable de distensión o ruptura de los ligamentos colaterales cubitales, epicondilitis medial, tendinitis del antebrazo o los flexores de la muñeca, frac- turas por avulsión del epicóndilo medial, y osteocondritis disecante en el capitulum o el olécranon (35, 89). El bíceps y los pronadores también son susceptibles a lesionarse debido a que controlan las fuerzas en valgo y desaceleran el codo en extensión (45). La epicondilitis medial es una irritación del sitio de inser­ ción de los músculos flexores de la muñeca unidos al epicón- dilo medial. Sufren estrés con la fuerza en valgo que acompaña a las acciones de la muñeca. Esta lesión se observa en el brazo durante el swing hacia abajo en el golf, en el brazo que lanza, y como resultado de picar la pelota en el volibol. La osteocon- dritis disecante, una lesión en el hueso y el cartílago articular, comúnmente se presenta en el capitulum como resultado de compresión durante la posición en valgo que fuerza a la cabeza radial hacia el capitulum . Durante la sobrecarga en valgo, ligada a la extensión del antebrazo, el olécranon puede acuñarse contra la fosa, creando un sitio adicional de osteocon- dritis disecante y disrupción del tejido óseo. Adicionalmente, el olécranon está sujeto a altas fuerzas tensiles y puede desa- rrollar apofisitis por tracción , o crecimiento óseo, similar al observado en el ligamento rotuliano del grupo del cuádriceps femoral (35). Las lesiones laterales por sobreuso en el codo por lo regu- lar ocurren como consecuencia del sobreuso de los extenso- res de la muñeca en su sitio de unión en el epicóndilo lateral. El sobreuso de los extensores de la muñeca se presenta a medida que desaceleran o resisten excéntricamente cualquier movimiento de flexión de la muñeca. La epicondilitis lateral, o codo de tenista, está asociada con sobrecarga de fuerza resultando de una mala técnica de golpeo o usar una raque- ta pesada. Si se ejecuta un revés desde el codo, o si el depor- tista golpea la bola consistentemente fuera de centro, los extensores de la muñeca y el epicóndilo lateral se irritarán (44). Además, una raqueta con mango grande o con cuer- das muy tensas puede incrementar la carga que generan los extensores sobre el epicóndilo. La epicondilitis lateral es común en individuos que laboran en trabajos como la cons- trucción, procesado de alimentos y la silvicultura, en las que la pronación y supinación del antebrazo acompañan a accio- nes de agarre forzadas. La epicondilitis lateral es siete a diez veces más común que la epicondilitis medial (86).

La muñeca y los dedos La mano se utiliza principalmente para actividades de mani- pulación que requieren movimientos muy finos que incor- poran una amplia variedad de posiciones de la mano y los dedos. Por consecuencia, existe mucha interacción entre las posiciones de la articulación de la muñeca y la eficiencia de las acciones de los dedos. La región de la mano tiene segmen- tos muy estables y sin embargo con mucha movilidad, con acciones musculares y articulares complejas. AMPLE

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