SIGUIENDO HUELLAS II

LA GUARDIA DE JAÉN

A él le canto, subiendo hasta su rellano, sin malgastar mis estribos, y allí planto: bastón, mochila…ojo buitre, a vega Jaén, Baeza, Mancha Real... dejando mi alma que arbitre; del pueblo noble proeza; a ella leal. Leal a sed y fatiga, voy a fuente de Cinco Caños, en la plaza... cuando en boca araña espiga, reseca ya por los años, voy a la caza, de ese frescor que ama encanto... La Guardia cristiana, mora, y romana, de Plinio, con oro y llanto, si merma mina que adora; y no gana, la Roma de lujo y estandarte.

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