Mayores_Sevilla_Numero_03

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EXPERIENCIAS PERSONALES

Rafael Caballero: «Me gusta la tranquilidad, la paz y mis recuerdos»

la paz y mis recuerdos. Sólo me saca de esto el dominó. Yo me paso muchas horas jugando. Estoy siempre dis- puesto a que alguienme diga: Vamos a echar una partida. Pero últimamente ha ha- bido dos salidas que me han gustadomucho yme han saca- do de la tranquilidad en la que normalmente vivo. Hemos ido a los toros, ¡qué de tiempo ha- cía que no acudía! El día 22 de mayo fuimos a una novillada

(Novillos de Rocío de la Cáma- ra-Cortijo para José Ruiz Mu- ñoz, Joaquín Galdós y Jesús Ál- varez). Lo peor fue la cogida de José Ruiz Muñoz, menos mal que no tuvo mucha gravedad. Por otro lado, el 19 de abril acudimos a un partido de Liga del Real Betis Balompié-Las Palmas. Enmis tiempos he ido alguna vez al campo, pues soy bético bético, aunque ya ni me acordaba. Ahora sólo deseo volver a ir a otro partido.

El usuario de la Residencia de Mayores de Marchena de Diputación relata las ú ltimas salidas a los toros y al campo del Betis

USUARIOS Unidad de Estancia Diurna Pizarro Como muchos dicen siempre: «Todo era campo». Así respon- demos todos cuando nos pre- guntan cómo eran los comien- zos de lo que se conoce como Su Eminencia. Este barrio surge como am- pliación de la zona del Cerro. La gente se quería comprar casas y, como el Cerro era más caro, se venían a esta zona. FRANCISCO PRADAS SANTOS Residencia de Mayores de Marchena de Diputación En esta ocasión me es grato presentaros aRafael Caballero. «Mi nombre es Rafael Caballe- ro González. Tengo 86 años y soy natural de Constantina. De siempre he trabajado en el campo. Éramos los caseros en el cortijo La Dehesa de Frías. Aquí trabajábamos tanto mi esposa como yo. Tenemos sólo una hija: mi Paqui. Ella está muy tranquila al vernos tan cuidados y atendidos. Ingresamos en la Residen- cia de Mayores de Marchena hace ya algomás de tres años. Lo hicimos porque mi mujer, Francisca, enfermó y necesi- taba muchos cuidados. Mi hija

tiene mucha carga entre su trabajo y la familia. Ella viene todas las semanas a vernos. Y nos llama con frecuencia. En la residencia mi día a día es muy tranquilo, no me gusta participar en los talle- res. Me gusta la tranquilidad,

Los usuarios del centro durante el partido del Betis-Las Palmas

Los inicios del barrio de Su Eminencia

fono. Como no había tiendas, iban a comprar al Pryca, en un autobús que era gratis. Donde hoy está la S-30 y la zona de la Negrilla, había un cortijo donde había anima- les. Además, iban por las ca- sas vendiendo patatas, leche, huevos… Llegaron los cines al barrio: uno de verano en la zona de los Gavilanes y otro de invier- no, en la Carretera, en frente a la Iglesia. Cuando se hace la Carretera Su Eminencia, con sus aceras y asfalto, empie- zan a montarse las tiendeci- llas y los bares.

Pero sí es verdad que lo que más abundaban eran familias que venían de los pueblos en busca de un futuro mejor. És- tas se dedicaban a las faenas de la construcción, al servicio doméstico, al campo, la gana- dería, a los coches de caballo… Algunos miembros de estas familias venían ya colocados, pero la inmensa mayoría ve- nía con lo puesto y un dinerito para hacerse su casa. En esta zona se vendíanparcelas. Estas tierras eran de un coronel que

se las vendía a particulares. És- tos compraban varios terrenos a un bajo precio y luego los re- vendían más caros, sacándose un dinero curioso. Ellos, al comprar las parce- las, hacían primeramente una choza o una casa muy humilde y poco a poco fueron arreglán- dolas y mejorando sus calida- des. Las calles eran de terrizos, eran tan estrechas que hoy muchas aún no tienen aceras. El agua y la luz tardaron años en llegar. No había telé-

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