GURME-Cádiz-Nº 7-Invierno 2019

ENTREVISTA

Pepe García, propietario de Taberna La Manzanilla, Cádiz.

Desde hace más de 25 años, Pepe García está al frente de La Manzanilla, una de las tabernas con más tradición e historia de Cádiz. Tras heredar el negocio de su padre, que también recogió el testigo de su progenitor, Pepe mantiene la esencia del local que su abuelo comenzó a gestionar en los años 40 del pasado si- glo, cuando las tabernas y despachos de vino del marco de Jerez abundaban en la ciudad gaditana. Hoy es de las pocas que que- dan en las que tomar vino a granel, y aunque los tiempos hayan cambiado, la forma de criar y cuidar el vino se mantiene. Algo que, sin duda, agradecen todos sus clientes.

¿Cuándo comienza la historia de La Manzanilla? Abrió en 1932 como Casa Barón porque pertene- cía a esa bodega de Sanlúcar, en la que trabajaba mi abuelo. Diez años después, el dueño de la bodega le dijo a mi abuelo si quería llevar el negocio, y se vino con toda la familia para Cádiz. Pero mi abuelo murió pronto y entonces fue mi padre el que se hizo cargo de la taberna, en el 47. Luego compró el local a los dueños, que querían actualizar la renta del alquiler a los bodegue- ros, comprando también a Barón las botas y los utensilios que había aquí. En 1956 ya pasa a ser La Manzanilla. ¿Cómo eran entonces las tabernas? Eran auténticos baches, el Casino de los pobres. En la época de mi abuelo solo cerraba de 2 a 7 de la madrugada porque había diferentes turnos, en

la ciudad había mucha actividad, y a las 7 venía la gente que trabajaba en el muelle o en los astilleros antes de acostarse. A esa hora mi padre iba al muelle para preguntar a la gente de los barcos qué querían, y después cargaba aquí y se iba de nuevo al puerto como las excursiones de Tarzán, con las garrafas a cuestas. Luego llegaban los clientes del medio día y de la tarde, y entonces era el momento de la juerga flamenca y el cante hasta la madruga- da. El que pudiera permitírselo, porque todos no podían gastar 25 pesetas en vino. ¿Y las famosas tertulias? Entonces había muchas. De toros, de flamenco… mi padre sabía de estas cosas por lo que escu- chaba tras la barra. También se cantaba mucho,

Salvador Moreno Fotos: Francis Jiménez

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