GURMÉ VERANO 2016

El Pintón se enclava en el antiguo taller de confección y el precioso patio con columnas de mármol y arcos de ladrillo del edificio Peyré reformado por Aníbal González. Lo que es su mayor activo, el sello del arquitecto regionalis- ta, podría haberse convertido en un lastre difí- cil de soltar. Pero lo han sabido resolver con un mobiliario de líneas muy limpias, con vocación de mueble de jardín en una reinterpretación en clave actual del patio sevillano. Gran acierto que la paleta de colores parta de la azulejería trianera de finales del siglo XIX: amarillo y azul, sobre la base neutra de la madera natural y el revoco de cal de las paredes. La entrada perfecta, con su celosía llena de cactus, la pareja de columnas de mármol, las paredes recubiertas de blancos tablones y la reja de arabescos, anticipo de lo que luego veremos desarrollado en el interior. Las grafías de los grandes ventanales de Tata Pila son toda una declaración de intenciones: bistró andaluz, tapas, cócteles, vinos… recor- dándonos esos establecimientos franceses que se popularizaron por sus comidas caseras. La calidez de los tejidos utilizados en los asientos, los reflejos dorados, la profusión de espejos, pero, sobre todo, los baños –espaciosos, retro, divertidos- hacen que sea otro imprescindible dentro de los nuevos espacios gastronómicos sevillanos.

Tata Pila

El Pintón

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