Sevilla. Taller de Mayores 3. 10-10-2017

10 de octubre de 2017 Número 3

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EXPERIENCIAS PERSONALES

De mi casa a la residencia

Una familia de artistas

tas exposiciones que se han hecho en Sevilla, justo en frente de la Catedral. A mí también se me des- pertó una gran curiosidad por el mundo de la pintura desde muy pequeña pero, hace un tiempo atrás, empe- cé a pintar cuadros en casa. Me impresioné de mí misma y decidí ir a unos talleres de pintura, más que nada, para poder dominar distintas téc- nicas y, entre ellas, la mezcla de colores. Me envolvió el mundo de la pintura hasta tal punto que he llegado a llenar paredes enteras con mis cuadros. Es maravilloso hacer algo que amas, y más aún cuan- do se lo transmites a tus hi- jos, porque mi hija también ha sacado su faceta de ar- tista. Creo que en mi familia lo llevamos en la sangre, es algo innato. Los cuadros de mi padre sirvieron para mu- cho y los míos, para llenar mi tiempo libre y mantenerme ocupada y activa. Esta semana he traído dis- tintos cuadros para enseñár- selos a mis compañeros del centro y qué mayor satisfac- ción para mí que les han en- cantado todos.

me iba a ir yo a una residen- cia?». Ellas no eran partida- rias. Pero yo creo que no me he equivocado viniéndome a la residencia. Vivir aquí con mi hija me parece muy bien porque, al principio, creía que me iban a separar de ella. Pero que po- damos estar aquí las dos es lo más grande. Si ella se hubie-

se tenido que ir a otro centro, para mí hubiese sido lo más duro. Así que ahora estoy muy contenta, loca, porque estamos las dos juntas. Veo a mi hija contenta des- de que está aquí. Fíjate que cuando vamos al pueblo no quiere comer ni dormir allí. Sólo quiere venirse a la resi- dencia.

En el pueblo estábamos solas. Aquí hay muchas per- sonas y ella se entretiene mu- cho. Y aquí la quieren todas, desde la que la levanta hasta la que la acuesta. Todas. Si pienso en lo que no me gusta de la residencia, pues no lo sé. Quizás algunas co- midas pero, como en casa, que algunos días son mejo- res y otros peores. Aquí hay muchas cosas positivas: la gimnasia y los trabajos manuales me entre- tienen y me gustan mucho. Yo nunca los había hecho. En mi casa estaba muy aburrida. Sólo hacía algo cuando venía el chico de los masajes, el médico o alguna amiga que viniese a visitarme. Pero no era un diario tampoco. Aquí sí. Mi futuro lo desconozco. No lo sé. De aquí a diez años no lo veo, y eso me preocu- pa y me entristece mucho. Me preocupa irme yo y dejar a mi hija aquí. Ahora es una etapa diferente en mi vida y yo la acepto. ñándome y reviviendo mo- mentos inolvidables; visita a mi Virgen de Consolación. ¡Ay, madre mía, cuánto tiem- po sin verte! Merienda con churros y chocolate… No nos ha faltado ni un detalle, has- ta juegos hemos tenido. No sé cómo agradecer estos momentos, cómo dar las gracias por ayudarme a cumplir este deseo y, sobre todo, por el esfuerzo que ha- cen estas niñas cada día por hacernos un poquito más fe- lices. Sólo le pido a Dios que el año que viene me deje dis- frutar de nuevo de este mo- mento.

Un cambio de vida a mi edad

Concha nos relata su historia familiar

CONCHA UED Pizarro

HERMINIA DE LA FUENTE CR de El Ronquillo

Me llamo Concha y en mi centro, la UED Pizarro, me di- cen que soy toda una artista. Por eso me animo a contaros el porqué de ello. Mi abuelo paterno fue co- mercial y, como en sus viajes no podía llevarse a sus hijos, dejaba a mi padre a cargo de un tutor. De su convivencia con él desarrolló su creati- vidad y se convirtió en todo un artista pintando cuadros. Durante el periodo de gue- rra, mi padre, que pertenecía al Ejército, falleció en las trin- cheras, así que nos queda- mos sin el sustentador prin- cipal de la familia. A mi madre se le ocurrió una idea para poder mante- ner a sus hijos (que éramos cuatro, nada más y nada me- nos). Cerca de mi casa había

Me la Fuente Pavón. Decidí venirme a la residencia cuando la chi- ca que nos cuidaba en casa ya no podía con nosotras dos. Yo vivía en mi pueblo, en mi casa, con mi hija. Du- rante muchos años tuvimos una chica que nos cuidaba estupendamente, pero yo ya empezaba a ser muy mayor. Mi hijo ya se venía por las no- ches a dormir a mi casa. Era del trabajo a mi casa y de mi casa al trabajo. Era mucha lucha. Así que mi hijo me lo propuso un sábado y el lunes nos vinimos. No sabía muy bien cómo sería la residencia, pero tenía referencias de otras amigas y algunos conocidos que habían tenido aquí a sus familiares, y ellos me lo recomendaron. Recuerdo mi primer día aquí con cierto sabor amar- go, pero la cosa ha ido cam- biando poco a poco, porque las compañeras nos han ido acogiendo cada vez con más cariño. Hay cosas que me han sor- prendido, como la cantidad de actividades que hacemos aquí: excursiones, talleres de cocina, de torrijas, de paste- les, salidas a muchos sitios, a la piscina, los lunes al merca- dillo… ¡Y yo pensaba que iba a pasarme el día sentada, vien- do la tele y sin hacer nada! Mis amigas me decían, cuando decidí venirme, que estaba «loca». Teniendo una casa, mi hijo y todo… «¿cómo llamo Herminia de

Concha, con una de sus pinturas

una casa de empeños. Mi madre empezó a empeñar cuadros de mi padre para conseguir dinero suficiente para poder mantener el ho- gar. Mi madre tenía buena relación con el dueño, así que acordaron que él reten- dría los cuadros todo lo que

pudiera para que, después, cuando mi madre reuniese el dinero, los pudiera volver a adquirir. A pesar de este acuerdo, algunos los logró recuperar pero otros no. Al cabo del tiempo, bastantes años se podría decir, han lo- grado ver algunos en distin-

Vuelvo a la Feria de Utrera

Mi día en UED Triana Quality

MARÍA FERNÁNDEZ Reifs Utrera

CURRO UED Triana Quality

muy rápido y, actualmente, me encuentro contento con ellos. Diariamente me recogen en casa. Al llegar, desayuno y, luego, junto a otros com- pañeros, participamos en las actividades que propone el Departamento de Psicología y Terapia Ocupacional. Por último, también realizo ejer- cicios con el fisioterapeuta para una buena rehabilita- ción física. Algunas de las actividades que realizo con mis compa-

ñeros son: salidas a diferen- tes lugares como museos e iglesias, actividades para ejercitar la memoria, talleres de cocina, de reciclaje y de memoria, entre otras, orga- nizadas durante la semana. Después del almuerzo, dedico mi tiempo a una de las actividades que más me gusta: escribir poesías. Me ayuda a expresar lo que siento, por eso escribo todos los días y, en ocasiones, se las dedico a los profesiona- les que trabajan en el centro.

Ya ni recuerdo los años que hace que no piso la feria de mi pueblo ni visito a mi Pa- trona, que no bebo una cer- vecita acompañada de mis amigos o veo bailar a las gita- nas sevillanas. Este año, gracias a las ni- ñas de «mi colegio» y al Cen- tro de Mayores Reifs Utrera, vuelvo a vivir estos momen- tos. Noche de pescaíto con mi familia invitada, acompa-

Me llamo Curro, tengo 62 años y vivo en el barrio de Heliópolis. El próximo 8 de noviembre se cumplirá un año desde que acudo a la Unidad de Estancia Diurna Triana Quality. Recuerdo mis primeros días en el centro, me sen- tía muy tímido con todos mis compañeros porque no conocía a ninguno. Con el tiempo, me fui adaptando

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