La Entrevista Psiquiátrica

Agradecimientos

Comienzo esta cuarta edición como las tres ediciones previas, agradeciendo al doctor Shawn Shea, cuyo libro de texto clásico, Psychiatric Interviewing: The Art of Understanding ( Las entrevistas psiquiátricas: el arte de entender ), despertó mi interés en el tema. El doctor Shea ha sido un gran amigo y mentor a lo largo de mi carrera. Mi padre, Paul Carlat, también psiquiatra, me ha conferido cualquiera de las cualidades personales que me han sido útiles mientras trabajo con los pacientes. Él continúa practicando la psiquiatría y ha alcanzado una mezcla única de psicoterapia y tra- tamiento médico; es un modelo a seguir tanto para mí como para muchos jóvenes psiquiatras del área de la Bahía de San Francisco, quienes se han beneficiado de su supervisión. Muchos miembros del grupo de profesores del Massachusetts General Hospital (MGH), donde hice mi residencia psiquiátrica, fueron de gran ayuda en la conformación del manuscrito. En par- ticular, externo mi agradecimiento al doctor Ed Messner (finado), cuya aproximación práctica al cuidado del paciente fue muy innovadora; al doctor Paul Hamburg, quien enseñó empatía y otros innumerables aspectos para conectar con los pacientes; al doctor Paul Summergrad, clínico consumado y director de la uni- dad de pacientes hospitalizados durante mi residencia principal, quien me apoyó en mis esfuerzos por crear un curso de entrevistas destinado a residentes; al doctor Carey Gross, quien me enseñó mucho sobre cómo hacer con rapidez el diagnóstico correcto a los pacientes más difíciles; y al doctor Anthony Erdmann, quien con- tribuyó generosamente con varias preguntas de selección. Además, mi más especial agradecimiento al doctor Leston Havens (finado), quien fue muy alentador a lo largo del proyecto. También agradezco a los residentes de psiquiatría del MGH. Los residentes del PGY-2 de los años académicos de 1994 y 1995 fueron extremadamente serviciales a medida que desarrollaba mi plan de estudios del curso de Entrevistas mientras lo enseñaba; los residentes y compañeros psicólogos de mi propia clase me brin- daron su apoyo sin cesar, en particular los doctores Claudia Baldassano, Christina Demopulos y Alan Lyman; miembros del Harvard Gardens Club; y el doctor Robert Muller, psicólogo supremo. Finalmente, agradezco al personal de la unidad de pacientes hospitalizados del Hospital Anna Jaques, donde “experimenté” muchas técnicas que se describen en el libro. Agradezco en espe- AMPLE

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