REVISTA GURMÉ 08-07-2018 La Voz de Cádiz

ENTREVISTA

Comerse

palabras

las

Antonio Esquivel, propietario de la Venta El Toro

A los pies de Vejer de la Frontera existe un pequeño paraje natural único en la comarca de La Janda. Santa Lucía es uno de esos lugares ideales para vivir el turismo rural y la naturaleza en su máxima expresión, respirar la armonía y tranquilidad de su entorno, con su esplendorosa vegetación, su belleza paisajística, sus molinos y cascadas de agua. Además de su encanto natu- ral, Santa Lucía se ha hecho un importante hue- co en las agendas de miles de peregrinos que acuden, de todas partes del mundo, atraídos por los templos de la gastronomía que allí se ubi- can. Pero hace más de 70 años, mucho antes de que surgiera este boom gastronómico en la zona, abrió sus puertas la Venta El Toro. Un lugar anclado en el tiempo que da la bienvenida al visitante con una típica estampa de casa rural, donde la sombra de su terraza y un merendero cubierto de vegetación sirven para combatir las altas temperaturas del verano. La venta es un constante ir y venir de gentes de aquí y de allá, donde todos los idiomas se fun- den en uno cuando se habla de platos típicos, donde todo el mundo saluda a Antonio como si fuera parte de su familia. Conversar con él es rememorar tiempos pasados, es escuchar la voz de la experiencia. Su mirada es la de quien viene de vuelta de todo, de quien echa la vista atrás y sonríe por lo vivido mientras mira a su alrede- dor y se enorgullece de lo que tiene. Antonio contaba sólo con cuatro años cuando su padre, en el año 1945, montó dos barriles en lo que antiguamente era un corral, y comenzó a

/ ¿Quién es? ........................................

Antonio Esquivel nació en Vejer hace 76 años. Su abuelo tenía un corral y un horno de pan en el pequeño núcleo rural de Santa Lucía donde su padre, en el año 1945, abrió una pequeña barra donde se servían vinos y licores. Al no haber un gran volumen de negocio Antonio se buscó la vida como peón de albañil y «hacien- do tratos» como él mismo dice. Hace 20 años decidió volver al negocio que inició su padre viviendo entonces el resurgir de este pequeño rincón donde el tiempo se detiene. Antonio ha sabido imprimirle su propia per- sonalidad, convirtiéndolo en un lugar familiar y acogedor. No pasó por el altar pero nunca le faltaron «amigas» afirma con risa picarona. Ahora es uno de sus sobrinos, el joven Antonio Esquivel, quien lleva las riendas del negocio para darle continui- dad. Pero Antonio siempre está ahí, tomando el fresquito en la terraza, saludando a todos con su entrañable sonrisa.

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