HISTORIA DE MI NIÑEZ
17
Un día me levanté temprano y vi como mi madre
delante del espejo se hacía su moño, estaba
arreglada la miré a la cara y dos lágrimas corrían
por su cara, pregunté y me dijo: me voy ya no
aguanto más a tu padre. Me abracé a sus piernas
llorando y rogándole que no me dejara…
Lloramos las dos, y tras desahogarse empezó con
la rutina de cada día.
Caniles… Mis mejore años allí vividos, y cuantos
recuerdos vivos acuden a mi mente.
Ahora voy a visitarte y te veo solo, triste,
abandonado a punto de derrumbarte, con la vida
que diste y la alegría que había en tus mejores
años, muchas familias vivían y comían gracias a ti.
Tu gran chimenea te hacía dueño y señor de la
comarca.
En los meses de campaña eran muchas las familias
que allí se alojaban, se les daba vivienda durante
esos meses. Las mujeres acudían a la recolección
de la aceituna, mientras sus maridos trabajaban en
la fábrica, y se sacaban el sustento de todo el año.
Eran años difíciles, las mujeres se cargaban de
hijos y costaba sacarlos adelante, había familias
con seis y siete hijos, apenas si podían comer.
Para ellos los meses de campaña era la forma de
sacar adelante a sus familias.
Se iban y se aseguraban el trabajo para el siguiente
año, muchos volvían, otros después de andar un
largo camino no eran aceptados… Eran tiempos
difíciles.
Mi padre era el encargado de la fábrica, vivíamos
bien, sin excesos, pero no nos faltaba nada, eran
años de abundantes lluvias y el agua hacía que la
vegetación fuera rica en todo: espárragos, collejas,
caracoles… etc. Siempre que salíamos al campo
volvíamos con algo para comer.
También teníamos gallinas, conejos, y un cerdo
para la matanza que se hacía en mi casa y venían
las hermanas de mi madre para ayudarla. La
tradición así lo decía... Reunión de familia lejana
en esas fechas, era una gran fiesta, se trabajaba
mucho, pero había diversión y jolgorio alrededor,