Adove-Ventanas al Paraíso

Leyendas de Mágina

Relato de Caniles Siempre he mantenido que lo que vulgarmente se llama infierno o purgatorio, puede encontrarse aquí mismo en la tierra, y esto viene al caso del relato que les voy a contar de mis años infantiles por tierras de Caniles (cortijo entre Mancha Real y Jimena), a petición de Pacificación, recluida en un convento de clausura y de Francisco en un convento de frailes, ambos en contra de su voluntad. Hace muchos años y por la temporada de recogida de aceituna, la fábrica de Carbonell y Cia. de Caniles, cuya actividad era la extracción de aceite de orujo, contaba por estas fechas con gran afluencia de gente, procedente de los pueblos de alrededor, como Mancha Real, Torres, Jimena, en estas fechas se formaba una pequeña aldea de temporeros, residiendo en casillas que la Cía. había construido para tal fin; además contaba con la afluencia de otros residentes de cortijos limítrofes que eran los siguientes: Al oeste Caniles Viejo y el cerro de Alcalá, famoso por la gran cantidad de monedas encontradas de otros pueblos históricos de la antigüedad asentados por aquí; al norte las Piedras de Moya y el Rodeo, al sur Tumbapavos, al Este el Zarcejo con su maravilloso barranco de espárragos y esparto, bajo la omnipresencia del gran Aznatín, desde esta cara parece mas gigante. Muy cerca de Caniles y al este se encuentra la famosa Venta, regentada por la ya fallecida Josefa, donde los obreros en horas libres tomaban sus buenos vinos peleones y a palo seco. La Fábrica de Caniles juntaba un enorme montón de orujillo; a mis ojos parecía una gran montaña y en su cima llana podíamos jugar al fútbol, al escondite, al pañuelo y otros juegos picantes de zagales-as y zagalones- as. Mi madre siempre cuando venía de la era de orujo, me regañaba con saña, tenía que meterme en el pilón de la casa propiedad de Carbonell, cedida para ocupar todo el año, un poco mejor que otras, puesto que mi

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