Bulevar Sur N9

| Hemeroteca C

| Hemeroteca

orren buenos tiempos para los ilustradores. No somos ajenos a una nueva hornada de jóvenes que está pegando fuerte en el pano- rama español gracias al uso de herramientas de difusión como las redes sociale, que les

Nos encontramos en un difícil Madrid en los años 20 y un niño de apenas 11 años. Por suerte encontró un primer empleo de recadero que le abrió las puertas a su segundo puesto de trabajo, botones en la cervecería El Oro de Rhin. Un espacio que tiene por nombre una ópera alemana de Wagner encaja perfectamente con la idea de tener entre su clientela a pintores como Penagos, Bagaria, Enrique Ochoa y Pérez Durías. Suponemos que entre cerveza y cerveza, Teodorillo, como así lo llamaban cariñosamente, se despis- taba dedicándole más tiempo de la cuenta a su pasión: el dibujo. Eso no le hizo mucha gracia al dueño, pero tampo- co pasó inadvertido entre ese c í rculo de pintores que alaba- ron el talento del chiquillo. Como a quien buen árbol se arrima buena sombra le cobija, Teodoro tuvo la suerte de que Germán Pérez Durías le to- mara como ayudante y así, maestro y aprendiz, sentaron las bases de su trayectoria profesional. Entre el conocimiento que fue adquiriendo, sumado a sus escapadas en los ratos libres al Casón del Buen Retiro para aprender de los estu- diantes que allí practicaban y algunos trabajos menores que fue realizando, acumuló una experiencia que le ayudó a introducirse en una agencia de publicidad donde realizará carteles y anuncios publicitarios que aparecen en los perió- dicos de entonces. Gracias a su talento, conquista rápidamente un lugar en el panorama de la ilustración, ganando numerosos premios como el cartel del Baile de Máscaras del Círculo de Bellas Artes de Madrid o su colaboración asidua con la revista Blanco y Negro.

permite, dar a conocer su trabajo a todo aquel que esté inte- resado en descubrirlo y, además, de manera gratuita. ‘Com- partir es de guapas’, dice el lema. Gracias a ellos, en Bulevar Sur hemos podido realizar entrevistas a talentos como Ana Jarén o María José Gordillo. Pero no debemos dejar en el olvido a aquellos predecesores que, con sus dibujos, nos fue- ron contando historias e ilustrando sucesos, como el caso de Teodoro Delgado, que ya en el siglo pasado también pon í a a disposición de las marcas y de la moda su arte. LAS CIUDADES DE SU VIDA Desde su nacimiento en Campillo de la Jara, Toledo, en 1907, hasta su muerte en Madrid en 1975, en el camino entre estos dos puntos Teodoro Delgado fue intercalando numerosas ciudades en distintos países. Pero empecemos por el principio, por donde se deben comen- zar las historias. La familia de este fructífero ilustrador y di- bujante español compuesta por ocho miembros, dos padres y seis hijos, resid í a en un pueblo toledano, antes mencionado, regentando una tahona y una sala de baile. Como tantas y tan- tas familias españolas, cuando las cosas no van bien toca hacer las maletas y coger carretera y manta. Ellos decidieron probar fortuna en la capital, Madrid y aventurarse por nuevos derro- teros. Nuestro protagonista vive en esta ciudad la muerte de su madre y la necesidad de ponerse a trabajar desde muy joven.

Teodoro Delgado, El encuentro 2 ª . Blanco y Negro núm. 2.551, 25 de marzo de 1961. Colección ABC

Sus primeros trabajos remunerados fueron carteles para agencias de publicidad, elaborando trabajos incluso para países extranjeros como Suiza, Argentina y Venezuela.

PAÍSES DE PASO Con la llegada del servicio militar, se inicia una etapa fre- nética en la que durante unos años el artista va sucediendo ciudades y proyectos diversos. En Barcelona trabaja para editoriales, realiza calendarios y dibuja etiquetas. Su meta siguiente, París, donde entra a formar parte de la tan cono- cida agencia Havas como ilustrador de historietas y dibujan- te de figurines para las revistas de moda. Aquí se encuentra con amigos como Sáenz de Tejada, artista que se caracterizó

Teodoro Delgado, Porta- da , ABC, núm. 16.384, 14 de septiembre de 1958. Acuarela, tinta y grafito sobre cartulina, 442 x 326 mm. Colección ABC, Madrid.

por retratar la revolución femenina y que, con su legado, sirvió de inspiración a toda una generación. Tras su etapa parisina, cruza el charco y llega a América con estancias temporales en Méjico y Venezuela para concluir en Argentina, donde se suceden los éxitos y donde realiza su primera exposición de “afiches”. Hasta que la llegada de la crisis al país le obliga a regresar a Madrid.

Teodoro Delgado, Portada, ABC, núm. 18.001, 1963. Colección ABC.

74

75

Made with FlippingBook - professional solution for displaying marketing and sales documents online