ABC PROVINCIAS 23-02-2016

ABC DE LA PROVINCIA 15

ABC

MARTES, 23 DE FEBRERO DE 2016

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El Rubio · El Saucejo · Estepa · Gilena · Herrera · La Roda de Andalucía · Osuna

LA RODA DE ANDALUCÍA

BADOLATOSA

del 27% en 2015. A la reducción de de- litos se sumaría la disminución de robo de aceitunas gracias a la estre- cha colaboración entre Guardia Ci- vil, vigilantes de cotos y cooperati- vas y la policía local, así como de los robos y hurtos en el municipio. B.M.

40 años podrán asistir para apren- der a utilizar Internet a través de dis- positivos como la tablet o el móvil. El taller también se realizará en la pedanía de Corcoya, y tiene como ob- jetivo salvar el salto tecnológico para las personas mayores. B.M.

Según los datos aportados por la sub- delegación de Gobierno, La Roda de Andalucía ha experimentado una re- ducción del índice de criminalidad El pueblo con el menor índice de delitos

El consistorio pondrá en marcha un taller de alfabetización digital para personas mayores durante los días 7 y 8 de marzo. Los vecinos conmás de Formación digital para personas mayores

«Quería que mis padres escucharan mis canciones»

B.MORENO ESTEPA Como muchos otros niños, cuan- do Macarena tenía dos años dijo su primera palabra, papá. Pero ella lo comunicó de una manera dife- rente, lo hizo a través de sus ma- nos, por medio del lenguaje de sig- nos que le enseñaron sus padres. Sus dos progenitores, Ra- fael de la Cruz (Este- pa) y Diana Mar- cela Alba (Bogo- ella misma se encarga de recordar «no es nin- gún proble- ma, pueden hablar con las manos, hablar con la voz y con los signos». A sus nueve años es una au- téntica experta en hablar lengua española de signos, y de hecho es- pera convertirse el día de mañana en una intérprete de las que ya ha podido ver en la televisión. «Es algo que puede aprender a hacer todo el mundo, solamente hay que te- ner interés por hacerlo». Y en su caso fue de manera totalmente na- tural. A pesar de su corta edad, más atenta si cabe a lo que le dicen sus padres que otros niños, ha apren- dido a comunicarse con toda sol- tura. De hecho es la intérprete per- sonal de sus dos padres. A Rafael, incluso le ayuda a dar sus clases de lengua de signos, lo que la con- vierte en una especie de profesora de apoyo para los alumnos. ∑ Macarena aprendió a traducir las letras que cantaba en lengua de signos tá), son sordos, pero como

B.M. Macarena piensa que lo único que hace falta para aprender lengua de signos es tener interés en hacerlo. Ella aprendió a cantar con signos

Una canción El número de pala- bras y su capacidad para transmitir frases fue creciendo rápida- mente. Sin embargo, a pe-

contró una solución para este pro- blema. «Como sabía hablar con lengua de signos sólo tenía que ha- cerlo pero al ritmo de la música». De esta original forma Macarena empezó a combinar, con más difi- cultades al principio y después con toda la naturalidad del mundo, las letras de sus canciones favoritas mientras las cantaba. Las reaccio- nes que esperaba por parte de sus padres no tardaron en llegar. Oír hablar a Macarena sobre las barreras con las que se pueden en- contrar las personas sordas es muy instructivo. Con la sinceri- dad propia de una niña señala lo frustrante que es que no se haga un mayor esfuerzo por normali- zar una situación que no es tan complicada. «Aprender lengua de signos es una habilidad más. Ya existen aplicaciones en el móvil para ayudar a personas sordas, pero hay pocas personas que se- pan hablarla».

B.MORENO

de haber en una familia

taron a él mismo cuando aprendió a hablar con signos en la Sagrada Fami- lia de Granada. Entre los alumnos que estudian el curso hay personas de todas las eda- des y ambos sexos. Las motivaciones que les llevaron a dar las clases tam- bién son muy variadas. Hay personas que comoNayara Pérez pretenden tras- ladarlo a su día a día. «Tengo dos ami- gos del instituto que son sordos, Ma- nuel y José, me gustaría poder mejo- rar mi comunicación con ellos. Me están ayudando mucho y siempre que voy a clase me preguntan qué nuevas cosas he aprendido», explica Nayara. En casos como el de Carmen María de la Fe Trujillano: «Trabajo en la resi- dencia de mayores de Herrera, y me gustaría aprender la lengua de signos por si algún día llega algún residente sordo». Otros, como Valería Soto se in- teresaron por el mero hecho de apren- der un nuevo conocimiento.

sar de que interiorizó este modo de lengua se encontró con una pe- queña barrera. A Macarena le en- canta cantar. Lo hace con frecuen- cia en su casa y además le encan- ta hacerlo en reuniones y eventos familiares. Sin embargo, en uno de esos momentos se dio cuenta de que aunque estaba cantando no recibía la respuesta esperada por parte de sus padres. «Le pre- gunté a mi tía por qué papá no reaccionaba como hacían otros de mis familiares», explica. Al ser tan pequeña no pudo caer en que al ser sordos tampoco la podían escuchar cuando ella cantaba. «En ese momento me sentí un poco triste». En poco tiempo ella misma en-

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