Andalucia Escapada de Invierno 2022
La memoria judía aún late en Córdoba Siete claves para seguir la huella sefardí que todavía pervive en la antigua capital de Al-Ándalus
VALERIO MERINO
El barrio judío de Córdoba se asienta en torno a la Puerta de Almodóvar
Aristóteles Moreno C órdoba no fue solo la mítica capital de Al-Ándalus . También es una de las ciudades más relevantes del rico y memorable legado judío en España. Aunque la expulsión de los sefardíes en 1492 y su implacable persecución durante siglos aniquiló gran parte de su patrimonio histórico y cultural, aún hoy se percibe su profunda huella en las calles de la antigua corte del Califato ome- ya. De hecho, su espléndida judería en las inmediaciones de la gran Mezquita aljama es el epicentro del corazón histórico y turístico de la ciudad . Y su bella Sinagoga del siglo XIV es la única que se con- serva en Andalucía y la tercera de España. En este reportaje propo- nemos un recorrido a través de la sorprendente y aún desconocida Córdoba judía. Sinagoga En 1876, el párroco Mariano Párraga acometió unas obras de acon- dicionamiento en la ermita de San Crispín y San Crispiniano , si- tuada en la cordobesa calle Judíos. Al retirar el retablo de Santa Quiteria quedaron al descubierto unas yeserías con llamativas ins- cripciones en hebreo. El hallazgo fue comunicado al secretario de la Comisión Provincial de Monumentos de Córdoba, Rafael Romero Barros, que meses después emitió un informe concluyente: debajo de los ornamentos católicos de la ermita se escondía una Sinagoga del siglo XIV .
Judería Las primeras referencias documentales sobre la existencia de judíos en Granada, Sevilla y Córdoba datan del Concilio de Elvira, en el siglo IV. Tres centurias después, en época musulmana, se tiene noticia de la primera judería de Córdoba, situada extramuros, en torno a la Puerta Osario , originariamente conocida como Bab Al Yahud . Aquella pequeña comunidad hebrea fue arrasada y desmantelada por los almohades en el siglo XII. Habrá que esperar hasta la conquista cristiana de Córdoba, en 1236, para que la comunidad judía vaya reasentándose nuevamente, esta vez enel flanconoroccidental de lagranMezquitaAljama, en tornoa la actual calle Judíos y la Puerta de Almodóvar . Precisamente aquí se construye la Sinagoga a principios del XIV, aunque se tienen noticias de que no se tra- taba del único templo judío. Frente a la Sinagoga, abre sus puertas desde 2006 la Casa de Sefarad, el únicomuseo judío y centro de interpretación de Andalucía . Nos encontramos en el eje neurálgico del barrio histórico de Córdoba, que recibe cada año cientos de miles de visitantes de todo el mundo. Perderse por su dédalo de calles blanquísimas, trufadas de pla- zuelas y pasadizos, es una de las delicias obligatorias de Córdoba. Hasday Ben Shaprut Es la figura estelar de la comunidad judía en el siglo X. Fue médico per- sonal del califa Abderramán III y alto funcionario de su corte. Su refinada formación y sumanejo del latín, griego, árabe y hebreo lo convirtieron en
Consciente del enorme valor histórico del edificio, Romero Barros impulsó su recupe- ración y logró en 1885 su máxima protección artística con su inclusión en el catálogo de Monumentos Nacionales . No fue un camino fácil. La Iglesia se opuso frontalmente a su desafectación católica y desató una dura ba- talla con el Estado por su propiedad que se prolongó durante más de 30 años. La Sinagoga de Córdoba es un ejemplo ex- cepcional de templo sefardí. Fue construida en 1315 por el arquitecto Isaac Moheb , casi 80 años después de la conquista cristiana. Su sis- tema decorativo es mudéjar y la sala de ora- ción recuerda al arte nazarí . No en vano, parte de sus alarifes provenían del Reino de Grana- da. Es un templo de pequeñas proporciones. Las autoridades cristianas prohibieron que ningún lugar de culto hebreo superara en di- mensiones a la iglesia más pequeña. La Sina- goga mayor fue destruida con anterioridad, aunque no queda vestigio alguno. Junto con la Mezquita Catedral, es el monumento más visitado de Córdoba .
VALERIO MERINO
Uno de los famosos patios de Córdoba en la calle Judíos
pieza central de la arquitectura diplomática del Califato cordobés. Gracias a su prominente ta- lento, la capital de Al-Ándalus tendió puentes con el Imperio Romano Germánico, el Califato fatimí de Egipto y Bizancio, cuyo emperador regaló a Abderramán III un magnífico códice de la obra botánica de Dioscórides. El apreciado manuscrito griego fue traducido, cómo no, por la experta mano de Ben Shaprut. Fue él también quien logró cerrar un pacto de no agresión con el Reino de Navarra y estre- char sus relaciones con el futuro rey Sancho, a
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