ESPECIAL CARNAVAL LA VOZ 2020

CARNAVAL 2020

S U P L E M E N T O E S P E C I A L D O M I N G O 2 3 · 0 2 · 2 0 2 0

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cribo, de qué nos gusta hacer... No tengo ganas de seguir explicando, 23 años des- pués, que soyunamujer. Pero bueno, en- tiendo que ahora el feminismo está en el aire, gracias a Dios, y hay que hablar de eso. Es necesario. Pero lo que de ver- dad me ha molestado es que, por ejem- plo, el año del pregón, me llamaban pe- riodistas preguntando: ‘Oye, ¿es verdad que enCádiz las mujeres no pueden sa- lir en agrupaciones y que sois las prime- ras?’. O ‘¿es verdad que sois las primeras pregoneras, quehasta ahoraningunamu- jer lo ha sido?’. Yo me quedaba loca. No sé de dónde habían sacado esta informa- ción. El Carnaval no ha sido nunca una fiestamachista en sí. No hayninguna re- gla escrita ni no escrita que impida a las mujeres salir enCarnaval. Eso nos hon- ra, frente a otras fiestas. Y claro que ha habidomuchasmujeres antes que noso- tras haciendo el pregón, nadamenos que Rocío Jurado, CarmenAbenza o Paz Pa- dilla, entre otras. No, el Carnaval nunca ha prohibido la presencia de mujeres. Y me duele que haya gente que se quede con esa idea falsa. Otra cosa es el hecho de que vivimos enuna sociedadmachis- ta y, por tanto, en el Carnaval –como re- flejo– siempre lo hubo. Una mujer can- tando en una agrupación en el Falla ha sido siempremirada con recelo, hasta la han insultado. Se decía que una mujer no tenía gracia, que las voces no eran bo- nitas, que no estaba bien que dijera cier- tas cosas... Las propias mujeres nos he- mos reprimido durante años el deseo de salir, porque tambiénnos creíamos estas cosas, que no éramos tan buenas... Pero eso, insisto, es producto de la sociedad, sucede en todos los ámbitos, no es pro- pio del Carnaval. Nosotras hemos vivi- do alguna situaciónmachista, claro que sí. Pero no seríamos justas si nos quedá- ramos con eso. Apenas representa un5% frente al 95% de cosas maravillosas que nos ha dado el público en las calles.

«Mucha gente cree que nosotras fuimos del Carnaval al Teatro, y fue al contrario»

saMomá, hemos pregonadounCarnaval. Y a nivel del público, un cariño inmenso. Veo las carcajadas, lasmiradas... Esmara- villoso. Yya con la compañía profesional de teatro, ni te cuento. Cuando vinimos por primera vez al Falla conuna obra lle- namos los dos días, y se caía, había una emoción en el ambiente impresionante. Hoy, después de varios montajes, segui- mos agotando entradas... ¿Cómo no va- mos a sentirnos reconocidas? –¿Ha evolucionado elCarnaval para las mujeres desde ese 1997 hasta ahora? –Ha evolucionado en el sentido de que cada vez haymásmujeres, y además ve- nidas arriba. Mujeres que no piden per- miso.ComodecíaChavelaVargas: «Yono vengo a ver si puedo, sino porque puedo vengo». Las jóvenes son increíbles. Me encanta su actitud en la calle. –¿Estáisorgullosasde lacantidaddemu- jeres que salen ahora en callejeras ono sentís ninguna responsabilidad? –Antes no éramos conscientes pero aho- ra, con los años, sí estamos viviendo esto de que nos mencionen a veces como re- ferentes, y es algo que vivimos con orgu- llo y emoción. También conmucho pu- dor. Y con un poco de preocupación por- que significa que estamos ya puretas (ríe). –¿La participación de lasmujeres en el carnaval callejero es tan simple y des- lumbrante como parece al profano? –En los últimos años, sobre todo el año del pregón,mehanpreguntado ennopo- cas entrevistas acerca del machismo en Carnaval. Estoyunpoco cansada:me gus- taría hablar demi chirigota, de cómo es-

rriente, a ser raras, a exponernos al públi- co, a hacer el ridículo. No teníamos –ni tenemos– vergüenza. No nos costó tra- bajo ponernos a cantar en la calle porque ya antes nos habíamos subido amuchos escenarios. Mucha gente cree que noso- tras fuimos del Carnaval al Teatro, y fue al contrario.Teníamos una compañíauni- versitaria desde hacía años –¡Caramba, Teatro!– y nos habíamos dado cuenta de la enorme teatralidad que tenía el carna- val callejero. Para nosotras fue como ha- cer una obra en la calle. Éramos unas lo- cas, y por eso no fue difícil. Con los años, la gente se ha encargado de recordarnos que aquello fue un hito, que animamos amuchasmujeres a salir. Puesmira, si ha servidopara eso, reconozcoque es unho- nor inmensohaber sido pionera. Perono éramos conscientes. –¿Os consideráis reconocidas? –¡Yo personalmente me sientomuy re- conocida! Y respetada. Hablo ennombre demis compañeras.Anivel oficial, he ga- nadopremios de romancero, he sidoDio-

había salido en el 96 con la chirigota de Koki Sánchez, donde aprendí de verdad cómo se hacía todo aquello. –¿Cuántas chirigotas, romanceros o lo que fuere desde entonces? –Chirigotas creo que van como 20. Hubo dos o tres años que no sacamos. Dos de ellos por la DiosaMomá y por el pregón deCarnaval.Romanceros...Vanunosocho. –¿Os consideráis pioneras del carnaval femenino, si es que eso existe? –Fue todomás sencillo. En el momento no nos sentimos pioneras, porque tenía- mos grandes referentes:Adela delMoral, ymuchas ymaravillosas chirigotas ilega- lesmixtas que vimos por la calle. La chi- rigota de Koki, Pili y Paz Padilla... –¿Fue todo tannatural, tan lúdicoypla- centero como parece? –Ennuestro caso, desde luego, sí. Éramos unas tipas conungran sentidode la liber- tad, de la locura. En este sentido, fue cla- ve el sitio de donde veníamos: una com- pañía de teatro. Éramos frikis, estábamos acostumbradas a ir un poco a contraco-

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