ESPECIAL CARNAVAL LA VOZ 2020

S U P L E M E N T O E S P E C I A L D O M I N G O 2 3 . 0 2 . 2 0 2 0

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construyendo el camino. Sin miedo y desafiando a una sociedad cha- pada a la antigua y donde el ideal de mu- jer no tenía nada que ver con el de hoy en día. Sin embargo, allí se fraguó el cambio y dio pie a toda una declara- ción de intenciones feministas. Fue una vez que se restableció la demo- cracia y que el Carnaval de Cádiz vol- vió al mes de febrero cuando resurgie- ron agrupaciones formadas por muje- res o los llamados coros mixtos, un avance inesperado para la mujer que hay que agradecer directamente a Ade- la del Moral. Junto a las agrupaciones patrocina- das por la peña ‘Enrique el Molondro’ llegó una generación de voces feme- ninas capitaneadas por esta joven co- rista que se enfrentó a quienes cues- tionaban el papel de la mujer como fi- gura activa en la fiesta y que puso so- bre la mesa los cimientos del coro mix- to. Más allá de achantarse ante las crí- ticas feroces de una sociedad machista, Adela del Moral firmó su primera agru- pación en el concurso oficial en 1981 con ‘Los mariscaores gaditanos’, que aunque no entró en la final puso las cartas sobre la mesa. Tras éste, llega- ron otros como ‘Piconeras o franceses’ o ‘Plaza de Mina’. Adela del Moral, la pionera Poco a poco, el coro de Adela consiguió afianzarse en el certamen hasta alcan- zar la gloria en el año 1986 con ‘La viu- dita naviera’ con un primer premio más que merecido, que tuvo continui- dad con otra gran obra al año siguien- te, con Watusi, que refrendó el éxito de la iniciativa que más puertas abrió a la mujer en el Carnaval de Cádiz. El coro de Adela del Moral, dirigido por su marido, Luis Frade, no sólo con- siguió demostrar que lamujer podía par- ticipar activamente en la fiesta sino que creó tendencia. Poco después, las mu- jeres fueron tomando nota y el coro de San Fernando, de la peña ‘Colorín Co- lorao’, fue incorporando de forma pau- latina a las mujeres, primero en la or- questa y posteriormente en la cuerda de tenores, cambiando también la his- toria de la agrupación isleña. De este modo, se hicieron con un nombre en la modalidad con una nueva fórmula que siguieron varios de los coros formados en distintos puntos de la provincia, como los de Puerto Real, El Puerto de Santa María o Algeciras. Con el coro mixto en la cumbre y la mujer aceptada socialmente como parte de la fiesta, a finales de los años ochenta sólo quedaba esperar para ver eee

la proliferación de grupos femeninos en todas las modalidades y la apari- ción de autoras dispuestas a firmar sus repertorios. Sin embargo, parece éste un asalto que aún no se ha llegado a producir. Salvo excepciones, la voz femenina sigue sin alzarse con fuerza y sin mie- do, aunque sólo hay que mirar a las categorías inferiores para preveer que el camino está lleno de peregrinas que, tarde o temprano, formarán par- te de la historia de esta fiesta. Mientras tanto, otras muchas se re- fugian en la calle cada año para hacer sonar su canto, su copla de forma in- contestable e imparable. El Carnaval también es cosa de mujeres. Las puertas ya están abiertas.

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