ESPECIAL PASIÓN EN CÓRDOBA 2020

María Santísima de Gracia y Amparo, en su paso de palio

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lileo se lo envía a Herodes, que tenía autoridad sobre esta provincia. Fue la fasemás extraña del proceso. «He- rodes pensaba que Jesús era como unmago, así que le invita a hacer al- gún prodigio, y, como no habla, lo viste con la ropa blanca de los locos», prosigue el relato de Juan José Jura- do. Jesús vuelve a manos de Pilato. El relato de San Juan está entre los más esclarecedores, ya quemuestra cómo el gobernador no termina de enten- der lo que está ante él, pero no ve motivos para condenar a muerte. «¿Acaso soy yo judío? Tu nación y los principales sacerdotes te entre- garon a mí. ¿Qué has hecho? Jesús respondió: Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, entonces mis servidores pe- learían para que yo no fuera entre- gado a los judíos; mas ahora mi rei- no no es de aquí». Pronunció Pilato entonces la fra- se con que la Sentencia inicia su pre- sencia en la calle: «No encuentro cul- pa en él», e intentó salvarlo contra- poniéndolo a Barrabás, el bandido que estaba encarcelado. Quizá en este momento hay que congelar el proceso para ver que es el momen- to preciso que la cofradía de San Ni- colás muestra en el paso de miste- rio el Lunes Santo. El conjunto de Miguel Ángel Gon- zález Jurado recoge la narración de San Mateo. Por eso Jesús aparece to-

Jesús es muy incómoda, insisten en terminar con su vida, y con la ley en la mano necesitan al gobernador. Pilato te- nía miedo y habló con Jesús. «No tendrías contra mí nin- gún poder, si no se te hubiera dado de arriba; por eso, el que me ha entregado a ti tiene mayor pecado», dice Cris- to en unas frases llenas de profundidad. Como recuerda Juan José Jurado, es la parte más polí- tica, porque los judíos buscan influir en Poncio Pilato, y lo hacen presionándole. «Si sueltas a éste, no eres amigo Pilato intentó salvar a Jesús y dudó entre su esposa y la condena del Sanedrín, como muestra el misterio de la hermandad, obra de Miguel Ángel González Jurado

davía sin las heridas en la cabeza y en el cuerpo. Y mues- tra, más que el momento en que se decide que Jesús ha de morir, y una muerte por el infamante método de la cruz, propio de Roma (lo que vuelve a confirmar que es el po- der imperial quien condena), el instante de la duda. Es lo que se narra en la zona posterior del paso, presidida por Pilato sentado en su sitial. El gobernador oscila entre dos personas. Por un lado, un sanedrita que insiste en la con- dena al Redentor. Por el otro, su esposa, Claudia Prócula, que pide que le salve. Es algo que se recoge también en el Evangelio según San Mateo: «No te mezcles en el asunto de este justo, porque hoy, por su causa, tuve un sueño que me hizo sufrir mucho». Más adelante, un romano escol- ta a Jesús y otro hace ademán de sacar de la escena a Ba- rrabás. Esta es la fase decisiva, el momento en que los miem- bros del Sanedrín, que han decidido que la presencia de

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LA SENTENCIA DE CRISTO, DE LA RELIGIÓN A LA POLÍTICA

PASIÓN EN CÓRDOBA

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