ESPECIAL PASIÓN EN CÓRDOBA 2020

las tantas de la madrugada». También sentía inclina- ción por la música clásica y admiraba a Juanita Reina. «Se venía a nuestra casa y se ponía la procesión de Santa Águe- da en Italia», recuerda mientras cuenta que para ella es «como si fuera de la familia». Fray Ricardo no está ya con nosotros, se nos ha ido sin esperarlo, sin avisar… Me pidieron para este artículo que compartiera algunas vivencias con el capuchino… Lo me- jor es recordarlo en sus obras, en sus predicaciones, en su palabra fogosa, en la sal de su ironía… Y por supuesto en su pregón de la Semana Santa que encendió el Círculo de Amistad dando a luz un tipo de pregón que no era cono- cido entonces; un pregón vivencial, visceral y cálido, que ponía en igualdad de nivel a las cofradías de siempre con las cofradías nuevas, esas que estaban floreciendo desde barrios remotos con el empuje de la inexperiencia y la ju- ventud. Ricardo ha dejado huella en la Semana Santa, ha dejado criterio, ha dejado un legado que hay que salva- guardar: sus dibujos, sus artículos, sus colecciones, su co- rrespondencia, sus fotos… todo eso es parte de la histo- ria de la ciudad y de la Semana Santa.

Fray Ricardo de Córdoba y Miguel Ángel de Abajo, en la exposición sobre su obra en 1993. Debajo, en la bendición de la Virgen de la Estrella y a la derecha, en un homenaje de la Paz

ABC / VALERIO MERINO

Su obra es como la Semana Santa, una obra de pasión. Los dibujos de Fray Ricardo son sobre todo dibujos apasionados

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