ESPECIAL PASIÓN EN CÓRDOBA 2020
«A quí yace donPedroDuque Cornejo, Estatua- rio de Cámara de la Reina Nuestra Señora, varón de singular bondad y sencillez, céle- bre profesor de la arquitectura, pintura y es- cultura, hizo la sillería del coro de esta Santa Iglesia que concluyó con su vida, año de 1757. Requiescat in pace». Ha- bía nacido en Sevilla y murió en Córdoba mientras termi- naba una obra de excelencia incomparable que le haría in- mortal; algo parecido a lo que le sucedió a Juan deMesa un siglo antes, aunque en el camino inverso. Cuando Duque Cornejo llegó a Córdoba ya tenía aquellos méritos acredi- tados, pero la obra que realizó en la ciudad fue la definiti- va, una de las que acometió conmás empeño y a cuyos pies está enterrado. Para quien visite el monumento no siem- pre es fácil reparar en la sillería del coro, pero su extraordi- nario valor hace quemerezca la pena analizarla en profun- didad, porque asomarse a ella es contemplar un relato sa- grado que termina con algunos los pasos de misterio más sutiles y preciosistas que se puedan imaginar. Pedro Duque Cornejo y Roldán había nacido en Sevilla en 1678 y desde la primera bocanada de aire estaba desti- nado al arte, como hijo, nieto y sobrino de escultores. El pro- fesor José Martín Ribes relata en el libro que dedica a la si- llería los distintos documentos en que el Cabildo Catedral compra la madera de caoba, no sin dificultades, y a partir de ahí se inicia la búsqueda del artista. En 1745 se abrió un período para recibir proyectos y desde ahí «separar los di- seños que pareciesen mejores». Primero se presentaron cuatro aspirantes: Tomás Jerónimo de Pedrajas, Alonso Gó- mez de Sandoval, Alonso Galiano y alguien apellidado Chu- rriguera, de quien se desconoce el nombre. En abril de 1747 llegó a Córdoba PedroDuque Cornejo y estuvo en la ciu- dad veinte días en los cuales presentó sus diseños e in- cluso hizo uno de los sillares. El 31 de octubre el obis- po, Miguel Vicente Cebrián, firmó el contrato en que se le encargaba la obra, con exigencias muy duras para el gran artista que era, a punto de cumplir 70 años y avalado por una larga trayectoria.
ño, sin el acompañamiento del color y sin generarmonoto- nía. Todo lo consiguió. Es un conjunto de relatos. En el lado izquierdo si se da la espalda al altar mayor está la vida de Jesús en treinta escenas. Están la adoración de los pastores y los reyes, la circuncisión, el bautismo y las tentaciones, pero también variosmilagros, como el de los panes y los pe- ces, y luego encontrará una amplia representación de la Pa- sión. El escultor desarrolla escenas con hasta doce perso- nas y un amplio dominio tanto de la escultura como de la composición y perspectiva. En el de la calle de la Amargu- ra no sólo aparecen el Señor y la Virgen María, sino tam- bién varios soldados romanos, uno de ellos a caballo, e in- cluso lasmurallas de Jerusalén como fondo. No es extraño tampoco quemuestre las nubes del cielo y árboles que ayu- dan a relatar las distintas escenas. En la de la Cena, con tre- ce figuras, no escatima detalles. En el otro lado está la vida de la Virgen María, que co- mienza en la visión del Apocalipsis y cuenta escenas muy variadas, como el momento en que San José intenta aban- donarla al saber que está embarazada. El recorrido termi- na en la Asunción y la Coronación, y vuelve a ser muy rico
Si el trabajo de un escultor de imagine- ría era contar a tra- vés de lamadera, Pedro Duque
Cornejo afron- tó uno de los retos de su vida: plasmar escenas en un espacio peque-
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