ESPECIAL PASIÓN EN CÓRDOBA 2022

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da. De plata sobredorada, iconográficamente la Virgen la ha lucido siempre. Posee dos, una de diario y la del Viernes Santo. Cuando tenía las manos cruzadas, sobre un paño largo iba la corona de espinas. Y también en esa mano, un pañuelo hacia fuera (al contrario que otras do- lorosas, que llevan este elemento en la mano derecha y hacia dentro). La mano derecha queda para sostener el escapulario, los rosarios y la corona dolorosa. Entre sus pañuelos destacan el del Grupo Joven y el regalado por las alumnas de un colegio de Electromecá- nicas, con perlas sujetas. Otro de grandes dimensiones se le suele poner en noviembre. La diadema de la Mar- El llamado gran collar, una obra de alta bisutería del siglo XIX elaborada en plata con piedras de París, lo luce la Virgen en las grandes ocasiones En la mano izquierda la venerada imagen porta una corona de espinas y un pañuelo, mientras en la derecha lleva el escapulario, el rosario y la corona dolorosa

como simulación del diamante. Suele ponerse abierto y complementarse con una gargantilla muy fina de oro y diamantes de gran brillo. El puñal de plata sobredorada y piedras preciosas de finales del XIX es el que figura en el inmortal azulejo del Bailío y en la fotografía antigua de Parra de 1924. Se le pone en los cultos de septiembre, el único momento del año en el que la Virgen no lleva corazón. Y, hablando de este ornamento, justo es detenerse en el corazón de oro con un único puñal con unos diamantes de calidad ex- cepcional. Donación del empresario Eustasio Terroba, fallecido en 1917, reservado para el Viernes Santo. También posee un corazón antiguo con siete puñales que se utiliza en el septenario. Va rodeado de piedras de París, es plata dorada al fuego con ejecución del platero cordobés de mitad del XIX Francisco Vázquez de la To- rre, que era miembro de la junta de gobierno de la her- mandad. Fue el destino final que la cofradía dio al dine- ro recaudado para sufragar el manto de Alburquerque de 1865 (pues este obispo lo costeó íntegro). Ese corazón va a juego con una diadema de 1864 y con el citado man- to de Alburquerque. Asimismo, cuenta con un corazón traspasado por siete puñales, signo de los siete dolores de la Virgen, que luce por la festividad de los Difuntos. Entre los elementos señeros hay que nombrar la corona de espinas con tres clavos que porta en la mano izquier-

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