Especial Andalucia, abierta por vacaciones 2022

Gómez de la Serna y avanzada en la defensa de los derechos de la mujer cuando esa em- presa era poco menos que una misión sui- cida. Su memoria, creo, está escasamente preservada en el lugar. Y, sin embargo, ella lo tuvo siempre muy presente: «Me crié en un lindo valle andaluz, oculto en las estri- baciones de la cordillera de Sierra Nevada, a la orilla del mar, frente a la costa africana. En esta tierra mora, en mi inolvidable Ro- dalquilar, se formó libremente mi espíritu y se desarrolló mi cuerpo. Nadie me habló de Dios ni de leyes, y yo me hice mis leyes y

muy lejos. Está en pleno centro. Lleva ahí muchísimo tiem- po, aunque no tanto como esos cerros dispuestos como vele- tas que dominan un municipio fundado como destacamento militar cuya vida muelle discurre en posición horizontal. De siesta perpetua. Rodalquilar y la fiebre del oro Paisajes oníricos en el Parque hay muchos. Son incontables. La pedanía de Rodalquilar, unos pocos kilómetros al interior de San José, es como Marte. Con apenas doscientos residen- tes, fue un enclave minero importante en la zona en las dos últimas centurias; tierra de pioneros, a finales del siglo XIX vivió una fiebre del oro que contribuyó a moldear un paisa- je de filones agotados y yacimientos exhaustos. En los años sesenta del siglo XX se descubrió en sus explotaciones un nuevo mineral: la rodalquilarita, un tipo de mineral óxido. Solo hay otras muestras de esa materia en Chile y en Arizona. Paseando por los alrededores del municipio, uno tiene casi la certeza de que va a toparse en cualquier momento con Clint Eastwood. Y, de hecho, aquí se filmó, en 1965, ‘La muerte tenía un precio’. Rodalquilar es también cuna de Carmen de Burgos, Co- lombine, escritora y periodista, amor traumático de Ramón

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El molino del Pozo de los Frailes nos ofrece una estampa única

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