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Territorio lince La recuperación del bello felino reaviva el interés por el senderismo en la Sierra de Andújar

Aristóteles Moreno E l parque natural de la Sierra de Andújar, con 74.000 hectáreas de superficie, es el segundo espacio en extensión de Sierra More- na y uno de los tesoros ecológicos más sobresalientes y mejor conservados de los ecosistemas meridionales. Sus formaciones orográ- ficas alomadas, plagadas de encinares, quejigos y alcornoques, identifi- can una estampa perfectamente reconocible en el marco de los bosques mediterráneos. Aquí encuentran refugio el jabalí y el ciervo, el gamo y el águila real, el buitre y el muflón. Pero la especie emblemática indiscutible de estas tierras formidables es el lince ibérico. El parque natural de la Sierra de Andújar es el principal núcleo de este felino endémico de la Península Ibérica, que a principios del siglo XXI se encontraba en un estado crítico de supervivencia, con apenas 90 ejemplares identificados y menos de una treintena de hem- bras reproductoras. La intervención decisiva de la Administración y el Proyecto Life con fondos europeos ha permitido un exitoso proceso de recuperación hasta superar el millar de individuos a lo largo de cuatro focos de Andalucía, más los Montes de Toledo, Extremadura y Portugal. En esta serranía jiennense se contabilizan ya unos 300 ejemplares. Su sólido crecimiento poblacional revaloriza la diversidad ecológica de la comarca y ha concitado en los últimos años el interés de un emergente turismo de naturaleza que se complace en el disfrute del medio rural y la observación de un animal hermoso y esquivo a partes iguales. Algunos expertos, sin embargo, sostienen que el lince ibérico no es tan huidizo al ser humano como la mayoría sospecha. «Son escurridizos. Se esconden y se camuflan, pero no siempre huyen cuando te ven», asegura Esteban Ureña, conocedor en profundidad de estos portentosos parajes y guía natural. La mejora de la gestión del territorio y la adopción de medidas especí- ficas hanmultiplicado la superficie de ocupación del lince, cuyo radio de movimiento puede alcanzar cientos de kilómetros. En la última década, muchas hembras reproductoras se han desplazado hacia la campiña. La razón es evidente: la Administración dejó de proporcionar conejos en el monte y los felinos han migrado en busca de los pequeños mamíferos, mucho más abundantes en el llano. Hasta el punto de que están crian-

El parque natural de la Sierra de Andújar es el principal núcleo del lince ibérico en toda la Península

do en este nuevo ecosistema, donde hace una veintena de años la presión cinegética hacía inviable su presencia. La época del año más propicia para ver linces en la Sierra de Andújar es en enero, justo en el periodo de celo. También se loca- lizan con relativa facilidad en mayo y junio, cuando las hembras salen con sus cachorros. Como sucede en gran parte de Sierra Morena, este parque natural está fragmentado por nu- merosas vallas cinegéticas, que complican la vida de numerosas especies y limitan el trán- sito de los senderistas fuera de las rutas mar- cadas específicamente para ello. Los linces no tienen ese problema: son capaces de saltar una valla de tres metros sin apenas esfuerzo.

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