Gurme Córdoba N12 Primavera Verano 2022
ENTREVISTA
Simplemente dando un paseo por la taberna se observa la unión indisoluble entre el esta- blecimiento y el mundo de los toros. ¿Cómo es esa vinculación? Todo empezó porque mi abuelo fue un gran amigo del torero José María Martorell, que fue unos de los grandes matadores de toros de Córdoba en su época. Durante años hemos vivido la intensidad de la afición con este arte. Entonces la asistencia a las corridas era muy importante, incluso más que a un partido de fútbol, ya que, incluso, se iba a la plaza con la familia al completo. Ahora yo no hay tanto seguimiento, pero hemos querido mantener esa relación de la taberna con los toros. En nuestro establecimiento contamos con foto- grafías de un gran número de toreros, como es el caso de Manolete o el Cordobés. Son imáge- nes auténticas que son de una gran belleza para el aficionado. ¿Cómo se refleja en la carta esa influencia taurina? Sin duda hay muchas referencias. Seguimos ofreciendo platos vinculados con este mundo, sobre todo de casquería, como es el caso de los riñones, los callos o el rabo de toro. Mi abuela fue una gran innovadora en la elaboración de
estos platos. Se levantaba muy temprano por la mañana para prepararlos. En aquella época no existía la olla exprés. Ha comentado que muchos toreros han pasa- do por allí a lo largo de los años. Seguro que hay muchas anécdotas al respecto. Cuénteme alguna Han pasado y siguen pasando. Algunos ya están jubilados y otros siguen en activo. No hay que olvidar que esto es un pequeño museo del toro. De los últimos que nos han visitado recuerdo a Juan Ortega, un torero que procede de Sevilla, pero que es un gran amigo de la casa. De los grandes nos han visitado Finito de Córdoba o Enrique Ponce, entre otros. Con todos ellos hemos vivido muchísimas anécdo- tas porque al final se crea una amistad y se genera una relación familiar entre nosotros. Por su experiencia en la barra, ¿ha tenido que “torear” a algún cliente? Como decía mi abuelo, el capote hay que sacarlo de vez en cuando. No queda más reme- dio que lidiar con algunos clientes que no tie- nen un comportamiento adecuado con el fin de que no se te suban a la espalda. Si no lo haces, estás todo el día cabreado.
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