Gurme Sevilla 24-Verano 2022
ENTREVISTA
¿Cómo es el trato que se da al público de La Fresquita? Lo primero que hago es salir y saludar, y si puedo y no estoy muy ocupado me sumo a las reuniones y me tomo algo. Aquí se es- cucha al que llega y siempre hay sitio para uno más o para lo que nos traen los parro- quianos, ya sea una foto o un recuerdo, se le hace un hueco. Como decía mi padre, “ser agradecido es de bien nacido”. La figura de su padre ha sido determinan- te en su vida. ¿Qué aprendió de él? Mi padre era admirable. Tenía una gran bondad y una forma de hablar que ensi- mismaba a gente de todas las edades. Era capaz de crear un ambiente muy distinto. Sus hijos seguimos su legado: amar a Dios y a los demás. Él era el presidente de la asociación cultural y cofrade Amigos de la Fresquita, más conocida como “los frescos”, y Rafa Serna era el corazón. ¿Cuáles son sus mejores armas como psicólogo? El respeto, la educación y la sonrisa. Tam- bién uso el incienso como arma, porque cuando hay mucho jaleo tiro el pebetero para arriba y se hace un paréntesis. ¿Tiene que emplear la mano izquierda con frecuencia? Tengo las hojas de reclamaciones sin estrenar. Si alguna vez alguien las ha pedido, hemos salido fuera a charlar y todo se ha solucionado. Con el diálogo se llega a todos lados. Hay muchos bares nuevos ahora, ¿qué tienen de especial los sitios como La Fres- quita para no pasar de moda? Son un referente y cuando viene gente de fuera a Sevilla los llevas a sitios incondi- cionales como la Bodeguita del Salvador, El Rinconcillo, Cateca, La Fresquita... Son bares que no pierden el sello.
¿Quién es?
José Rodríguez, más conocido como Pepe, pertenece a una familia de ocho hermanos que han vivido unidos por la devoción a su padre, José Rodríguez Pinilla, uno de los primeros operarios que inició la historia de Abengoa junto a Javier Benjumea. Pepe intentó seguir los pasos de su progenitor y estudió dos años en la Escuela Politécnica pero pronto se dio cuenta de que lo suyo no eran “los calambritos”. Se fue a Tenerife a hacer el servicio militar y acabó montando allí un chiringuito, primera experiencia con un sector al que acabaría dedicando su vida. Después abrió un pub en Valladolid antes de volver a su Sevilla natal a trabajar junto a su tío en la cafetería Avanti, en la actual Esperanza de Triana (para él no ha dejado de ser Sánchez Arjona). Entonces surgió la oportunidad y se hizo con el local de La Fresquita, que abrió en una fecha que ha marcado su vida: un 24 de febrero, mismo día en el que años después nacerían sus hijas Rocío y María (en 1996 y 2011 respectivamente). Incondicional del Betis y de la Macarena, no disimula su amor por la cofradía a la que su padre dedicó horas arreglando las armaduras de los armaos, entre otros quehaceres.
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