Gurmé Sevilla 9, verano 2018

ENTREVISTA

Aquí todo el que entra se siente en familia.

abuela, una incansable cocinera aferrada a sus sartenes que ni los 72 años han lo- grado apartarla de lo que lleva haciendo toda la vida. ¿Cómo es trabajar tantas horas con su sue- gra y su marido? Tiene sus ventajas y sus inconvenientes, por- que al estar tantas horas es inevitable que a veces discutamos, pero lo llevamos muy bien porque todos respetamos el trabajo del otro. Las cosas hay que hablarlas, y lo cierto es que ella discute más con su hijo que conmigo. En realidad estamos acostumbrados a estar siempre juntos, porque vivimos en el mismo bloque e incluso veraneamos en el aparta- mento de mi suegra. Para mí sí lo es. Yo veo llegar al cliente y según venga así le salgo, se me nota en la cara y no puedo disimular lo que pienso. Soy muy transparente, aunque también he aprendi- do a dar mis capotazos. En general nuestra clientela es muy buena y la conocemos bien, son gente fiel que viene desde hace mucho tiempo y no tiene ni que pedir, porque ya sé lo que toman. Abren muy temprano, ¿con qué ánimo llega el público más madrugador? ¿Le resulta fácil trabajar de cara al público?

Yolanda López, en la cocina del bar Julio César

Psicólogos de barra

Como a todos los que trabajan detrás de una barra, a Yolanda López se le ha pegado esa capacidad de análisis que tienen los que se dedican a la psicología. Capta el estado de las personas con solo verlas, aunque su carácter transparente y diáfano le impide disimular sus pensa- mientos. Los nervios, eso sí, los tiene a prueba de bombas, como ha demostrado trabajando durante años junto a su mari- do, José María Bonilla, y su suegra, María Manchón, cuyas riñas y cariños son bien conocidos por los parroquianos de este espacio gastronómico cargado de sabor. En breve se sumará su hijo pequeño, que anda aprendiendo la teoría de los fogo- nes para ponerla en práctica junto a su

Yolanda López Méndez. Bar Julio César

Vienen muy calladitos y yo también lo estoy. Hasta que no desayuno no hablo.

Trabaja con su suegra, con su marido, y ahora también con su hijo pequeño, con los que pasa más de medio día atendiendo al público de este particular establecimiento en el que todo sigue igual que siempre.

¿Y a qué hora suele desayunar?

Cuando puedo. A veces me pongo la tostada a las 9 y no me la puedo tomar hasta las 10, con lo que ese primer tramo de la mañana estoy más bien calladita…

Isabel Aguilar Fotos: J.M. Serrano

94 /

/ 95

Made with FlippingBook - Online Brochure Maker