Mayores_Cadiz_Numero_04

Del 17 al 23 de octubre de 2016 Número 04

10 Pinceladas autobiográficas

do mis padres se mudaron a La Línea de la Concepción, donde he pasado toda mi vida. Así pues, me conside- ro totalmente linense. Mi padre, sastre de profesión, me enseñó a coser. Sin em- bargo, el corte lo aprendí en Barcelona, en la prestigiosa Academia Muller. Una vez finalizado el ser- vicio militar, me encargué de la sastrería que regen- taba mi padre. Mi cliente- la era lo más selecto de La Línea, Gibraltar y la colonia hebrea. Aquí en mi tierra soy una persona muy querida y po- pular. He sido invitado a todos los eventos de relevancia que han ido surgiendo a lo largo de estos años tales,

Una vida de trabajo y éxito como sastre

MODESTO RODRÍGUEZ Residencia de Mayores de Diputación de Cádiz Os voy hablar a grandes ras- gos sobre mi vida. Aunque poca gente lo sabe, nací en Puente Mayorga, una pe- danía del municipio de San Roque, un pueblecito ubi- cado en la bahía más boni- ta que he visto en toda mi vida. Sus aguas, cristalinas antaño, bañan las costas de Gibraltar, La Línea, San Ro- que y Algeciras. Y en frente, al otro lado del Estrecho… Marruecos. Tendría yo un año cuan-

Modesto ha podido dedicarse a su pasión: la costura

como bautizos y bodas, me- nos a la mía, ya que soy sol- tero. Mirando atrás en el tiem- po, puedo decir que he sido una persona feliz, he viajado por todo el territorio espa- ñol y parte del extranjero. He podido dedicarme a lo que más me ha apasionado,

que ha sido, sin duda, la cos- tura, el corte y la confección. Hoy en día, a mis casi 90 años de edad, me encuentro ingresado en la Residencia de Mayores de Diputación de Cádiz donde me encuen- tro muy bien atendido. ¡Y aquí estaré hasta que Dios quiera!

Dolores, una artista que quiso permanecer en el anonimato

DOLORES SARquavitae Monte Alto

do era niña pintaba todas las paredes de mi casa con car- boncillo de la lumbre. Mi ma- dre, la pobre, venía detrás limpiando, aunque a veces dejaba algún dibujo que le gustaba. Ya cuando fui mayor me fuí a vivir al Puerto de Santa María y un día paseando vi un anuncio donde enseñaban a pintar, así que me apunté. El profesor se ponía detrás de mí para ver cómo pintaba, porque mis pinturas parecían que se salían del cuadro.

Algunos de mis cuadros los pusieron en una exposi- ción en el Casino del Puerto. Muchos quisieron que ven- diera mis pinturas pero yo no vendí ninguna. En casa tengo una habitación llena de cua- dros. De todos los que he hecho, los que más me gustan son los de flores porque me re- cuerdan a mi pueblo. Cuando vine a vivir a Monte Alto, no dudé en traerme uno de mis primeros cuadros para deco- rar mi habitación.

Yo nací en la huerta de una tierra preciosa con árboles frutales, había manzanas, peras, membrillos y también uvas, melones y sandías. En la primavera florecían los ro- sales que se enganchaban en los árboles y los llenaban de rosas. Mi pueblo se llama Dolores, como yo, y está en Alicante. Siempre me ha gustado mucho dibujar y pintar. Cuan-

Dolores en el centro SARquavitae

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