PASIÓN EN SEVILLA 147 Cuaresma 14-02-2024

Con la Venia

In ictu oculi

POR JUAN MIGUEL VEGA

T odavía no ha ocurrido y ya lo echo de menos. Era inevitable, la nostalgia anticipada de Ra fael Montesinos tenía que aparecer tarde o temprano; siempre lo hace cuando se trata de la Semana Santa. Comienza a manifestarse en el pre maturo «esto ya s’acabao» que entonamos el mismo Miércoles de Ceniza, cuando los días empiezan a vo lar sin que nos demos cuenta hasta que, de improvi so, casi sin haberse desvanecido todavía el polvo cha muscado impuesto en nuestra frente, aparece la Ca nina en la Campana para certificar eso, que ‘Mors Morten Superavit’, pero nada más. Que la muerte ven ce a la muerte, pero la Semana Santa se nos va para no volver jamás; y como cada Semana Santa constitu ye un acontecimiento único e irrepetible –aunque quie nes no la conozcan crean lo contrario– su final impli ca una pérdida irreparable para quienes la sienten, para quienes la llevan dentro. Y eso es un drama. El pregonero, que es uno de ellos, quizá sea el que ad quiera más conciencia de esto cada año. Para él, todo se está acabando desde el momento mismo de empe zar. De la experiencia de pregonar la Semana Santa, tan rica, tan llena de momentos intensos, tan fuertemen te emotiva, tan repleta de eso que de forma un poco relamida y tópica llaman ‘vivencias’, queda un poso de sensaciones: agradecimiento, orgullo, felicidad, asombro, melancolía y una larga lista en la que tam bién deben incluirse esas otras sensaciones para las

que todavía no se ha encontrado la palabra que las de fina. De todo queda en el corazón del pregonero, pero por encima de ese cúmulo indefinible de sentimien tos, como una espuma que lo recubre todo, está la sen sación, diría incluso que la certeza, de cuán rápido ha pasado el tiempo. Todo quedaba al principio lejano y remoto; cinco meses para el pregón es toda una vida, llegas a pensar el día que te llaman para comunicar te el honroso cometido para el que has sido designa do. Qué ingenuo. Si vivir a lo que te acaba llevando es a la conclusión de que el tiempo no discurre de forma

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