Pasión en Sevilla, Semana Santa 23
Primer Tramo
El eterno reencuentro
ÉSTE ES NUESTRO UNIVERSO, NUESTRO PAISAJE MORAL, NUESTRO CÓDIGO ÉTICO Y ESTÉTICO, NUESTRA TRADICIÓN CULTURAL, NUESTRA IDENTIDAD
tud de su sentido. Que se trata de un recorrido intros- pectivo cuyo mapa llevamos en el corazón desde niños, dibujado con el trazo sentimental que aprendimos a bosquejar año a año, plegaria a plegaria, vivencia a vi- vencia, rito a rito. Ese mapa será el que vuelva a guiar nuestros pasos ya impacientes desde que comenzara la cuenta atrás bajo la luna cuaresmal de marzo. Lo hemos ido desple- gando con cada detalle que anuncia el rencuentro con el pasado. Ensayos, via crucis, traslados, arreglos, qui- narios, todo ese protocolo de exquisita delicadeza que poco a poco va desembocando en la minuciosa recons- trucción de un milagro: el de la ciudad desplegándose a sí misma en busca de sus mejores rasgos. Una sacudi- da de energía y de entusiasmo, de piedad y de convic- ción, de esplendor material y de hondura espiritual, de inspiración divina y de esfuerzo humano, capaz de con- figurar la expresión acabada, completa, cabal, de un es- tado colectivo de ánimo. Y ahí está, de nuevo. Esperando que suene la voz de «¿estáis puestos?» para acudir a la llamada memorial de la Historia y del tiempo, a la cita puntual, inaplaza- ble, con el ciclo del eterno rencuentro. Así somos, éste es nuestro universo, nuestro ámbito de afectos, nuestro código ético y estético, nuestra tradición cultural, nues- tra identidad como pueblo. Y ése es el Dios en que cre- emos, el que se hizo uno de nosotros para devolvernos la esperanza y redimirnos con su sufrimiento. Así en la tierra como en el cielo.
POR IGNACIO CAMACHO
C UANDO la pandemia nos robó la primavera y convirtió nuestras vidas en un páramo existen- cial sin horizontes ni certezas, la memoria de la Semana Santa reconstruyó por dentro de cada sevillano la arquitectura moral de su conciencia. Aquel pálpito de plenitud íntima, claro como una lámpara, misterioso como un secreto, emocionante como un poe- ma, nos condujo por un itinerario espiritual desnudo de adherencias a través del paisaje intuido de la ciudad de- sierta. En la desolación, en la zozobra, en el dolor de la pérdida, nos aferramos a los recuerdos conservados in- tactos en su más estricta dimensión de pureza. A salvo del tiempo, de la decepción y de la ausencia. Sólo los sentimientos, la fe, la abstracción de la belleza, el sue- ño tantas veces perseguido de una ilusión perfecta. Quizá ya lo sabíamos, pero fue aquella experiencia desconocida la que nos acabó de revelar que lo mejor de la Semana Santa habita en el interior de nosotros mismos. Y ese descubrimiento nos acompaña desde entonces para ayudarnos a ver la fiesta con ojos distin- tos. Ahora sabemos que hay una liturgia del perdón y de la redención que podemos celebrar con sólo evocar la mirada compasiva de los Cristos, las perlas lacrimo- sas de las vírgenes o la cera derretida de los cirios, sin necesidad de tenerlas delante para entender la pleni-
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PASIÓN EN SEVILLA
SEMANA SANTA 2023
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