Premios La Voz de Cádiz- ESPECIAL 18 AÑOS LA VOZ 2022

18 AÑOS DE LA VOZ

S U P L E M E N T O E S P E C I A L S Á B A D O 0 8 . 1 0 . 2 0 2 2

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Q ue un periódico, en nues- tros días, alcance la mayo- ría de edad es una noticia destacable y más si se trata de un medio que ofrece a los gadita- nos otra voz propia, independiente y fundada que nos ayuda diariamente a enfrentarnos a un mundo cada vez más incomprensible. Agradezco la in- vitación que me hacen LA VOZ de Cá- diz y su director, Ignacio Moreno Bustamante, y me uno a las felicita- ciones por sus primeros 18 años de vida. Me piden una reflexión sobre estos años transcurridos de los que ha sido testigo el diario y, en verdad, poco tiene que ver nuestro entorno actual con aquel que se asomaba al si- glo tras la conmoción del atentado de las torres gemelas de Nueva York. Por eso van a permitirme que limite estas líneas de homenaje a una reflexión íntima sobre el retrato, propia de un pintor que lleva toda una vida obser- vando a sus semejantes. Amenudo me preguntan –es ya una pregunta recurrente– qué pinta un pintor de retratos en el mundo del selfi (sin cursiva, el DRAE ha acepta- do el término). Cualquiera que recorra los bellos rincones de nuestra ciudad o de nuestra provincia se topará con le- giones de teléfonos móviles que se vuelven hacia uno mismo, con colas infatigables de visitantes para verse

elementos químicos que sirven para imprimir en un papel o reproducir en un soporte digital lo que se ve a través de la lente. La lente, en pintura, se ve- nía utilizando desde antiguo. La dife- rencia fundamental es que para pintar hay que conocer cómo están hechas las cosas desde dentro. Para pintar un rostro humano hay que conocer su anatomía interna, los huesos y mús- culos que subyacen bajo la piel. No ba- sarse solo en la imagen externa, sino en lo que se sabe y lo que se intuye: el pintor tiene que construir. Recuerdo que a finales de los ochenta, comencé un retrato de Ricar- do Gómez Acebo. Estaba sentado en un sillón de rejilla y yo, por más vuel- tas que le daba, no conseguía reprodu- cirlo. Así que tuve que dedicarme du- rante unos días a estudiar la estructu- ra, el entrelazado y los remates, a se- guir paso a paso los mimbres que ha- bía urdido el artesano en su elabora- ción. Y solo entonces el sillón, en el cuadro, salió solo. Si no sonara pretencioso por mi parte, invitaría a LA VOZ de Cádiz a seguir profundizando en las razones y consecuencias de un mundo que hoy parece desbocado. No basta con el reflejo o el fogonazo de las cosas, hay que desentrañar los mimbres de la actualidad. Lo necesitamos más que nunca.

HERNÁN CORTÉS MORENO PINTOR

LOS MIMBRES DE UN PERIÓDICO

la pintura son la mejor huella del pa- sado y podemos advertir, a través de la visión del artista, la corporeidad y la auténtica humanidad del personaje. Porque el retrato es la visión de un ser humano que se enfrenta a otro y trata de recorrer el camino que va de su in- terior a la representación externa. Llegó la fotografía y sin duda tras- tocó una de las funciones importantes del retrato, la testimonial, pero lo que se inventa en el siglo XIX son unos

ante el monumento o el paisaje pinto- resco, incluso a codazos: es algo carac- terístico de estos últimos años. Sin embargo, el retrato pictórico o escultórico, la necesidad de plasmar la figura humana para que permanezca ante la evanescencia del tiempo, es tan antigua como el hombre y desde los griegos constituye el canon en el que nos medimos. Pasear por una ga- lería de estos retratos es sumergirse en la historia; a menudo la escultura o

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