REVISTA GASTRONÓMICA GURMÉ DE LA PROVINCIA 30-11-2017

REPORTAJE

Era tal la fama de lo dulce que se tiene cons- tancia en el sigo XVI de algunos predicadores que para oficiar misa demandaban su salario “en género”. En los antiguos recetarios de repostería este- peña se aludía también a los aljúes, precurso- res de los actuales turrones que fabricaban los árabes a base de miel y almendra. Aun así, todo lo hablado sobre el origen de los dulces de Estepa debe hacer referencia al Convento de Santa Clara fundado en 1559 y donde se vienen elaborando dulces desde hace ya más de 400 años. Era tal la demanda, que aparecen escritos que revelan que el convento tuvo que contratar confiteros para atender la demanda proce- dente de Sevilla o Madrid.

Estepa empezaba a conocerse más allá de sus fronteras y gracias a personas como Antonio González Fuentes, conocido como el “maes- tro coches” y su dedicación a la construcción de maquinaria, hicieron que esta pujante industria a principios de siglo, ya estuviera presente en toda Andalucía. Durante La República, el número de fábricas aumentó e incluso empezaron a comer- cializarse marcas de diferentes calidades y precios para llegar a todos los sectores del mercado. En la década de los 50, debido a la inmi- gración, los productos estepeños se dieron a conocer en toda España obligando a los fabricantes a congregarse en asociación para rebatir en ella todo lo relacionado con el comercio de los mantecados.

Selección de Mantecados y Polvorones de Estepa

de vista esa esencia tradicional que les ha llevado a ser mundialmente conocidos. La materia prima de la que gozan sus produc- tos alberga un sin fin de cualidades y propie- dades nutritivas que lo hacen ser un alimento sin precedentes en la dieta mediterránea. Este cóctel de salud contiene, entre otros alimentos: almendras, rica en fósforo y calcio, avellanas, con vitamina E y fibra, cacao, uno de los alimentos con más vitamina B2, una harina que reúne los cinco nutrientes básicos y como no aceite de oliva. La diversidad es la protagonista en estos dulces navideños. Están elaborados con harina de trigo, azúcar glas, manteca de cerdo y rematados con ajonjolí pero esta es solo la base que puede ir aderezada con otros productos como almendras de Estepa, aceite, coco, cacao, avellana, canela, vainilla o limón entre otros. Toda esta mezcla de sabores da como resulta- do unos irresistibles dulces de color tostado, 35 gramos de peso y una textura única. De todo y para todos

Da de comer y de trabajar

Hoy, la producción de las fábricas está totalmente automatizada y se eleva por encima de las veinte toneladas. El sector del Mantecado y el Polvorón de Estepa, se ha erigido como uno de los principales soportes no sólo de la economía local, sino también para la del ámbito comarcal. La producción puede rondar los setenta millones de euros de facturación. Sin dudas, este sector ha hecho que Estepa florezca en todos los niveles, incluido el empleo con más de dos mil trabajadores y ha ayudado a que la economía del pueblo, inclu- yendo todas las empresas auxiliares que han nacido y crecido alrededor de estos dulces vaya en aumento. En pequeñas dosis, imprescindible en una dieta sana Una receta ancestral y que ha perdurado tanto en los años solo puede ser porque no tiene fallos. Es auténtica. Los mantecados y polvorones de Estepa, han sabido llevar a cabo modificaciones sin perder

Por este paseo histórico, no debe caer en el olvido la figura de Micaela Ruíz Téllez cuya aportación ha hecho que los mantecados y polvorones estepeños sean, a día de hoy, lo que son. “La colchona”, así se apodaba nuestra protago- nista, estaba casada con un “corsario” del pueblo que se encargaba de los transportes de productos con la ciudad de Córdoba. Este señor, en uno de sus viajes, decidió llevarse los mantecados para venderlos por el trayecto, haciéndose poco a poco con una cuantiosa cliente- la y dando comienzo a la comercialización de estos manjares.

Antiguas trabajadoras mostrando sus creaciones

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