Sevilla en Primavera 2019

cargadas yeserías blancas. Los ojos más atentos hallarán en sus paredes una ‘Última cena’ de Mu- rillo que los franceses decidieron no expoliar por considerarla demasiado oscura. La Capillita de San José La pequeña Capilla de San José, promovida por la corporación de los carpinteros en 1746, es uno de los ejemplos más imponentes del barroco sevillano por su excelsa ornamentación, en la que destaca el retablo mayor, que muestra imágenes del Duque Cornejo y relieves en torno a la boda de la Virgen y San José, una obra en la que intervino el portugués Cayetano de Acosta. Una visita imprescindible para conocer qué significa el barroco de Sevilla en unos pocos metros cuadrados. Y cambiando totalmente de dimensiones, nos acer- camos a la Iglesia del Salvador, el segundo templo de Sevilla tras la Catedral. Se erige sobre la antigua mezquita de Ibn Adabbas, conservando hoy el Pa- tio de Abluciones y la base de su torre. En el interior hay que detenerse en el retablo mayor, uno de los más monumentales del periodo y obra, una vez más, del genio Leonardo de Figueroa, que lo aco- metió a finales del siglo XVII. Cayetano de Acosta, al que acabamos de conocer en la capillita de San

José, es el responsable del retablo portada de la capilla sacramental, dedicada a la Transfiguración. Sede de distintas hermandades, en ella pueden ad- mirarse tallas de Juan de Mesa, Martínez Montañés y José Montés de Oca. Caminamos hasta la calle San Luis para impresio- narnos con la que es una de las mejores portadas del arte Barroco en el mundo, la de la Iglesia de San Luis de los Franceses. El más inspirado que nunca Leonardo de Figueroa puso aquí todo su interés en retar al asombro de los fieles gracias a un complejo artificio que nos lleva a la idea inicial de la ligazón del barroco con los sentidos. San Luis nos conmueve en su complejo pórtico, en su planta circular, en sus impresionantes cúpula y bóvedas y en sus retablos, destacando el Mayor, dedicado al Rey de Francia. Hoy desacralizada, esta sobrecogedora iglesia acoge visitas guiadas que llevan al público a conocer todas sus joyas, como la Capilla Doméstica y la cripta. Considerado la segunda pinacoteca de España, todo amante del arte Barroco tiene que pasar por el Museo de Bellas Artes de Sevilla. El interés de esta visita comienza ya desde el propio edificio, antiguo Convento de la Merced Calzada, una her- mosa sucesión de patios y galerías tras los que des-

Fachada de la Iglesia del Salvador.

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