Cross-EF
En definitiva, el aprendizaje cooperativo busca contribuir al desarrollo de habilidades sociales de esfuerzo y compromiso compartido, iniciativa y liderazgo, gestión de conflictos y resolución de problemas, o desarrollo de amistad, confianza y respeto (Navarro et al., 2020). A pesar de haber sido ampliamente contrastado su valor pedagógico (Casey et al., 2015; Gillies, 2014) y recibir alto interés en la legislación educativa en los últimos 25 años (Fernández-Río y Méndez-Giménez, 2016) su puesta en escena en el aula de EF no resulta una tarea sencilla (Fernández-Río et al., 2013) por diferentes motivos, como: el alumnado está acostumbrado a un uso excesivo de la competición como recurso motivador, así como a un uso del lenguaje inapropiado, existen reticencias al cambio de rol discente, o hay reacciones negativas o incumplimiento de normas. Ello ha determinado que la interpretación que se ha hecho en ocasiones del AC ha pasado por la implementación de actividades puntuales o la práctica de determinados juegos cooperativos, siendo una minoría los que lo hacen de un modo sistemático y organizado (Velázquez, 2015). En este sentido, Fernández-Río (2017) propuso un ciclo de tres fases para su aplicación. No se trata de un modelo piramidal, sino más bien cíclico y que permite retornar o saltar entre fases, que son las siguientes (figura 11): (1) Creación y cohesión de grupo, (2) AC como contenido para enseñar y aprender, (3) AC como recurso de enseñanza y aprendizaje (grupos estables y cuatro componentes máximo).
1. Creación y cohesión de grupo • Presentación • Conocimiento grupo • Desinhibición • Con anza • Autoconocimiento 2. AC como contenido • Resultado cooperativo • Desafío y cambio • Parejas • PACER 3. AC como recurso • Piensa - comparte - actúa • Grupos de aprendizaje • Puzle • Invención tareas
Figura 11. Técnicas que se pueden utilizar al aplicar las diferentes fases de AC (basado en Fernández-Río, 2017)
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EL CÓMO
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