

EDUARDO BOBRÉN
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Nunca es
el absoluto
que nos destroza el alma
y nos cancela el ser.
Nunca es el retardante
que nos opone
al sentimiento puro
y nulifica al verbo
del sustantivo amor.
Nunca es
el adversario despreciable
que en su tormento,
nos impide conjugar ensueños
y alimentar el alma de esperanzas.
Nunca es
la soledad
el dolor de distancias,
la lágrima escondida
y el pesar contenido.
Nunca es
vivir sin vivir,
sin merecerlo.
¡Que no nos sea nunca
en nuestras vidas!