Poesía de los sueños
HISTORIA DE MI NIÑEZ
- Soy médico naturista y cojo hierbas medicinales para hacer ungüentos y curar, las hierbas lo curan todo.
El extraño curandero nos dejó sorprendidos a todos, nos enseñó muchas cosas en su breve visita… “No es más feliz el que más tiene, sino el que menos necesita“. Los días de lluvia los pasaba en casa asomada a la ventana esperando un claro para poder salirme a jugar. Las botas katiuskas eran requisito principal para salir a la calle, me iba por la parte de atrás de la casa y cogía un gran pegote de barro, hacía figuritas, caballos, carros… daba rienda suelta a mi imaginación y montaba una tienda o formaba una familia, después los ponía a secar y ya tenía juego para unos días, eso sí, se rompían pronto, las figuritas de barro eran frágiles. Un autobús pasaba todos los días para recogernos y llevarnos al colegio, lo esperábamos en la parte delantera de la fábrica, en una zona que había unos calentadores y allí nos acercábamos todos a calentarnos, el primero que llegaba se ponía en el más grande y había niños que no nos dejaban calentarnos a los demás… Tempranito
Mi madre vio a una persona bondadosa y la hizo pasar.
Le enseño todas las hierbas que había cogido y le explicó las propiedades curativas de cada una de ellas. Mi madre lo escuchaba con atención y con gran interés, por si había que poner en práctica alguna en sus tratamientos.
Le dijo que se quedara a dormir en el cortijo, ya le haríamos hueco en algún sitio.
Todo agradecido, y con humildes cumplidos aceptó.
Al día siguiente al amanecer ya estaba preparado con su hatillo para seguir con la gratificante tarea de buscar plantas.
Esa era la vida que había elegido…Su casa el campo y el cielo su techo…Era feliz.
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