Poesía de los sueños
DEPRESIÓN
de aspecto y, a la vista y al sabor no resultaban agradables. Llegó un momento que siempre a mi lado había multitud de ellos muertos y descompuestos. El río no llevaba agua, sino lava… Otra vez a correr por los campos de adelfas, cuyas flores estaban secas y caídas en el suelo de aquel infierno...Volar...Delirar… Ya estaba en otra dimensión: un campo de jazmines y al fondo una viejecita de espaldas… Me habló: Te estaba esperando. Has llegado al final de tu destino ...Aquella voz era muy conocida… ¡Dios mío! ¡Mi madre! Estaba allí aguardando mi llegada. -Estás en el patio de nuestra casa, ¿te acuerdas de aquel jazmín? -Sí, pero esto es inmenso… Hay muchos. -Esta es la felicidad eterna, el fin de nuestros deseos terrenales. Has viajado por varios mundos, donde tu felicidad era perecedera, caducaba al igual que caducaba lo que te rodeaba: los girasoles, las adelfas…, y a la misma vez querían atraparte en su vacío. Los jazmines tendrán sus cambios, pero a mí me encuentras, tal como te dejé; esta es la realidad, nunca huirás de mí ni yo de ti; el paisaje es la ficción de tu pensamiento.
Comprendí que en este mundo se pasa rápidamente de la felicidad a la desolación o tristeza. Debemos fijar el orden necesario para no caer en la depresión; enfermedad muy típica en una sociedad acelerada.
POEMA ¡Aquí quedas guerra!
¡No sigas mi Puerto!,
que allí entre la sierra,
sueño a cielo abierto,
bajo alguna encina,
bajo algún cerezo,
de cualquier colina,
donde ya tropiezo,
Fue un maravilloso sueño, a la sombra de una encina y un paisaje real: Mágina.
con campos de Soria,
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