Ventanas al Paraíso

Homenajes

Cuenca

¡Cuenca… ciudad encantada en la noche!, entre Huecar y el Júcar se alza valiente, como una trenza de piel de serpiente, que en lo alto del monte tiene su broche. No hay miedo, ni vértigo por reproche: El vacilar, al cruzar por el puente cuando la magia en el aire se siente, y cuelga nuestra fantasía en derroche, de ver casas colgadas en el tajo, en tanto se desploma nuestro embrujo, con aroma de típico Zarajo, allá en la Plaza del Ayuntamiento, junto al arco de piedra, a su rebujo, de gentes poniendo el gusto contento.

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