Siguiendo huellas 1

EN TORNO AL ZURREÓN

En tertulia con mi amigo y gran poeta, Eduardo Bobrén, llegamos a conclusión que la poesía reivindica suspiros espontáneos del alma, y por lo tanto no debe estar supeditada a reglas estrictas y concisas como pudieran ser las matemáticas. Nadie mejor, describe poemas de amor, de una forma libre y sencilla en la modalidad poética del "Madrigal", especialmente indicada para temas idílicos. Por supuesto, dejando libertad de rima en los versos. Hoy un poco caprichoso, he querido seguir la huella de los grandes clásicos en lengua española, para componer un encadenamiento de versos heptasílabos y endecasílabos, y así acercarme a tres modalidades: Estancia, Silva y Madrigal, muy parecidas entre sí, pero con sus peculiaridades. Eso sí, la métrica no debe ser para esclavizarnos en ella, sino la senda por donde discurran nuestros sentimientos. La Estancia, es la más rigurosa en su planteamiento, son catorce versos que constan de dos partes: Fronte y Sirima. El Fronte consta de dos pies (tres versos endecasílabos cada uno, encadenados con rima consonante), y la Sirima consta de tres partes: eslabón, pareados, y coda (el eslabón es un verso suelto heptasílabo de rima libre, luego dos pareados uno heptasílabo y otro endecasílabo, y por último la

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