MANUAL EMPRESA FAMILIAR

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Según Branden, la autoestima tiene dos ejes: la capacidad de sentirse competente y segundo, la capacidad de valorare y respetarse a sí mismo

Cuando los líderes de las empresas, sus presidentes, directores, o sus gerentes tienen baja auto estima, su conducta menoscaba permanentemente a los demás. Como no se siente competente, necesita creer que los demás son menos que él. Hoy en día las direcciones y gerencias de las empresas proponen entregar más poder, confianza y responsabilidad a los subordinados. La calidad total y la cultura de la innovación se basan en gerentes capaces de trabajar en equipo, de crear un clima de cooperación y de crecimiento personal. Otras conductas resultantes de la baja autoestima son los excesivos celos profesionales, la inseguridad para comunicar sus ideas, el excesivo deseo de mostrar símbolos de status y hablar permanentemente de sus logros. La capacidad, la calidad y la libertad en la comunicación resulta determinante para el crecimiento de los vínculos y la trasmisión de conocimientos, dice un refrán anónimo, “Uno puede encontrar las fallas de los demás en pocos minutos, pero puede tomarle toda la vida descubrir las suyas” Resulta indispensable para la trasmisión de conocimiento, mantener diálogos abiertos y respetuosos, evitar los procesos de enfrentamiento estéril y tener vigente la llama de la auto-critica. Cuando la cultura de la excusa, como mecánica evasiva en la no asunción de la responsabilidad, se asienta en el seno de la empresa, difícilmente se puedan alcanzar altos estandartes de rendimiento. La excusa resulta una mecánica habitual en aquellas empresas excesivamente rígidas y con mala comunicación, donde sus miembros sienten que frente a la adversidad es mejor encontrar ese camino fácil y corto, que el de discutir y corregir los errores, asumiendo las consecuencias de nuestros actos, cualquiera sea el espacio que ocupemos en la organización. “Sea que pienses que puedes o que no puedes, estarás en lo cierto”

“no alcanza el tiempo”, “nos faltan recursos”, “no me siento comprendido”, “el sistema no funciona”, etc., etc...

La excusa resulta así la distancia más corta entre la responsabilidad y la irresponsabilidad.

A las personas de baja autoestima les cuesta mucho admitir sus equivocaciones, pues ven a ello como la confirmación de su falta de capacidad y competencia, culpar a otra aleja la sensación de inferioridad.

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