ESPECIAL 90 ANIVERSARIO ABC SEVILLA 12-10-2019

LA NIÑA DE LOS PEINES Cantaora Cante inabarcable

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ABCdesevilla.es 12 octubre 2019

HEMEROTECA ABC

La portada de ese día estaba dedicada a la Alameda de Hércules. Bajo el titular «Reformas urbanas en Sevilla» se daba noticia del estanque que se había añadido junto a las columnas del lado sur 1950 17 FEBRERO

L A Alameda de Hércules tenía tierra torera y aspecto marginal, pero Sevilla, entonces, era parada obligatoria para todo artista flamenco que buscara el éxito. Por eso, la cantaora más relevante de todos los tiempos, que nació en la Puerta Osario, fue testigo de la llegada masiva de grandes intérpretes que pronto se convirtieron en sus ídolos. Aparecieron en la ciudad Antonio Chacón, Manuel Torre y El Niño Medina, entre otros, de quienes aprendió y a los que sumó un talento intrínseco. La atmósfera, por tanto, estaba hecha: señoritismo, reuniones, cante, excesos y distintas clases sociales creaban en su conjunto un pequeño universo de parcelas difusas que se prolongará varias décadas. Más adelante, en su madurez, Pastora Pavón se hizo capitana del arte cabal desde esta plaza de albero durante la Ópera Flamenca. Tal vez antes. La niña que cantaba por tangos aquello de «péinate tú con mis peines, que mis peines son de azúcar» se FUE CAPITANA DE LA ALAMEDA EN LOS TIEMPOS EN QUE EL PASEO SEVILLANO ERA EL JARDÍN DE LA GRACIA FLAMENCA

POR LUIS YBARRA RAMÍREZ

Zuloaga y Romero de Torres, paseó la marca Andalucía por todo el territorio nacional con el acento herrado en las amígdalas y venció clichés propios de su tiempo. Así se hizo atemporal con una personalidad muy acusada y frascos caros de buen gusto. Muestras de ello son su versión por bulerías del «Cielito lindo» de Jorge Negrete o la transformación de los cánticos populares de columpio en la bambera casi definitiva. En el año 1950, la hermana del también legendario Tomás Pavón arrancó una de las pocas giras con la que no cosechó el triunfo esperado junto a su marido, Pepe Pinto. Sin embargo, aquel mismo año se encerró para grabar seis piezas en el estudio, algunas de ellas, como la seguirilla «A la sierra de Armenia», muy celebradas. Hasta esa fecha, La Niña de los Peines había registrado ya la exagerada cifra de 258 cantes, que posteriormente se han recopilado en una antología. Y

quienes hoy cantan las cosas de Pastora no le añaden detalles, sino que los simplifican. Esa es la dificultad de su legado. Que en cada giro se vuelve inabarca- ble. A escasas semanas de que se cumplan los cincuenta años de su muerte, su figura descansa forjada en bronce en una Alameda diferente a la que ella conoció. Manolo Caracol ya no tirita por bulerías, El Chocolate se marchó con su daga mohosa y la arena del suelo se fue al olvido junto a los viejos estanques. Parece que todo fluye y

convirtió en vida y a una edad temprana en un icono de la música. Amiga de Lorca y Falla, creadora libre y con causas, moderna involuntaria. Fue una mujer indómita que posó ante

La Niña de los

Peines, en una pose flamenca que ha inmortalizado su imagen

VIDAS DE PAPEL

solo lo fugitivo prevalece, porque su genio palpita en quien la recuerda y todavía causa una extraña añoranza de lo no vivido entre

muchos aficionados. Queda su escultura, sus jaleos y sus discos. Poco más para quien está conside-

rada una de las personalidades

21/12/1968

más destacadas de la música del siglo XX y con la que se desvaneció la

La inauguración del monumento a la Niña de los Peines fue retransmitida en el programa «Los formidables» de Alberto Oliveras y Joaquín Peláez, con sintonía de Dvorak

época gloriosa del hervidero artístico que

fue la Alameda de Hércules,

aquel viejo jardín de la gracia.

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