25 años dela invasión

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LA PRENSA SÁBADO 20 DE DICIEMBRE DE 2014

LAS FECHAS CLAVE DE TATO LEDEZMA 1944 ■ Nace Guillermo Ledezma. 1978 ■ Se inscribe en la brigada que asegura ‘estaba formándose espontáneamente’. 1981 ■ Graba en Nueva York la voz de Ramiro Da Silva para los diálogos del 'long play' de Maestra Vida, segunda parte, de Rubén Blades. Me parece que los dicta- dores deben ser depuestos por los pueblos a quienes oprimen. No es bueno de- berles liberaciones a los ex- tranjeros. Cuba y Nicaragua echaron a sus dictadores, que eran peores que Norie- ga. HabíaconocidoaNoriega en1984cuando tuvequeha- cer su biografía y la del ge- neral Paredes, en sendos do- cumentales para el traspaso de mando. En aquella oca- sión me preguntó Noriega: “Ledezma...¿Yestonoesuna tablilla?” [trampa]. Me metió preso en la Na- vidad de 1988, el 24 de di- ciembre, a las cincode la tar- de.Fui acusadodequerer to- marme el Cuartel de Tina- jitas.Unañodespuésocurrió la invasión. Cuento mi testimonio. El morbo quiere anécdotas y nombres de traidores, co- bardes y delatores, pero no voy a castigar a los descen- dientes con vergüenzas in- merecidas. Y solo pido que Panamá reconozca que muchos pa- nameños combatimos a los invasores por el único hecho de serlo. Panamá. Hace un vídeo con ambas figuras del régimen. 1988 ■ Noriega lo envía a la cárcel. 1995 ■ Crea, junto con otras personas, la Fundación Amigos con Leucemia y Cáncer. 1984 ■ Conoce al dictador y a quien estaba postulado para la Presidencia de

MILICIA POPULAR. Benjamín Colamarco, agente representativo de los ‘Batalloneros de la Dignidad’.

LA PRENSA/Archivo

“ CONOCÍ A NORIEGA EN 1984 CUANDO HICE SU BIOGRAFÍA Y LA DEL GENERAL PAREDES, EN SENDOS DOCUMENTALES PARA EL TRASPASO DE MANDO. NORIEGA ME PREGUNTÓ: “LEDEZMA... ¿Y ESTO NO ES UNA TABLILLA?”

Omar Torrijos donde entre- nábamos. Eso no era un cuartel, pero yo sabía que él no me quería allí. Lo dijo desde el primer día que lo conocí, golpeando su mesa: “Aquí yosoyel únicocoman- dante”. Noquierohablardeloque hice. Ellos [el EjércitodeEs- tados Unidos] tuvieron que retirarsedeSanMiguelitoen loscincohelicópterosque los trajeron. Fueron rechazados de San Miguelito el 20 de di- ciembre, con 8 bajas en Ojo deAgua, al pie del tanque de Tinajitas. Yo creo que los gringos no vinieron a masa- crarnos. Murieron muchos panameños, pero lamayoría por incautos. Incluidos los batalloneros. Es injusto y hasta infantil creer que los propios chorri- lleros iban a quemar sus ca- sas. Creo que una vez escu- chéauncuraacusarlos.¡Qué barbaridad! Lo más seguro es que las balas trazadoras hayan in- cendiado los viejos casero- nes de madera, secos por el pronto verano de diciembre. Pues son balas básicamente incendiarias con una base hueca llena de material pi- rotécnico. El 23 estábamos descan- sandoal ladodel restaurante La Hacienda, en Las Cum- bres. Éramos 14 combatien- tesmediodormidos, cuando escuché el ruido de un he- licóptero. Abrí los ojos y vi que pasaba a menos de 200 metros de altura. Bajito. Yo tenía el fusil enel pecho yme

lar, 5, 20... Hasta que termi- né, como cinco años des- pués. La Caja de Ahorros me embargó la casa yme la qui- tó. No podía pagarla. Traba- jaba en todo lo que salía, cualquier cosa. El primer trabajomedioseriome lodio Vilma de Arias, de IBM. Yo sé cuánto le costó que me aceptara esa empresa, y ella no sabe cuánto significó en mi recuperación. No soy apegado a rique- zas. Vivo en un cuarto de 34 metros cuadrados, juntocon mis libros y mis ilusiones. Gano mucho dinero al mes, perovivoconescasosmil dó- lares. El resto, lo invierto en solidaridad social. NotengoRolex, ni casade playani cambioel carrocada cinco años nime compro ro- pa de marca. Voy en zapa- tillas a mi trabajo como ase- sor de los magistrados del Tribunal Electoral y ellos lo permiten porque conocen mi modo de ser. La corrupción es una he- rencia del capitalismo, sem- brado en nuestro país desde tiempos de la Colonia, pero afinado desde que se cons- truyóelCanalycuandonació el capitalismo neoliberal. Panamá aún no ha diri- midosuscuitas internas; fal- ta mucho para saber toda la verdad de nuestra historia. Nadie tiene derecho a in- tervenir en los asuntos de otropaís.Esaesunacostum- bre que hay que abolir. Me- ten sus narices en todas par- tes, y es por su instinto ex- poliador.

quedé viendo al fusilero gringo, que iba sin botas y a horcajadas. Nos miramos fijamente, sinparpadear, co- mo esperando a ver quién reaccionaba primero. Nin- guno hizo un ademán... Apenas se alejaron los desperté a todos, y nos que- damos esperando a que vol- vieran los gringos. Pero no volvieron. Lainvasiónmedejótriste. Yo creo que nunca me re- pondré de lo que más me ha dolido: el desprecio del pue- blo panameño. Pero lo en- tiendo, porque ningún go- biernohahechonadapor re- conocer que en Panamá hu- bo patriotas, antiimperialis- tas, antioligarcas y antimi- litaristas. La vergüenza mayor es que primero lo han recono- cido el general que nos in- vadióyelEjércitonorteame- ricano. Yo fuimuy feliz como combatiente y voluntario patriota. No cambiaría na- da. Solo pido que Panamá re- conozca que muchos pana- meños combatimos a los in- vasoresporelúnicohechode

serlo. Trabajé después en muchascosasparapoderpa- gar mis deudas. Porque tras la invasiónperdímis empre- sas.Nadiemedabatrabajo, y hasta un publicista famoso creó el Círculo de Castigo contra Tato Ledezma. Volví a lanada. Pocos ami- gosme recibieron con cariño. Algunos con sus dudas razo- nables. Sin trabajo, lleno de deudas,trasunañoenlaclan- destinidad, me incorporé a la vida el 2de enero de 1991. Con el primero que hablé fueconEduardoHarker. So- breviví 10 años ‘camaro- neando’ y con Jamboree Ju- ventud,quefueunaofertade formación social diferente. Eran varias ferias en una, con un área de formación humanista. Paguéhastaelúltimocen- tavo. Perdí una casa que ha- bía hecho en Alcalde Díaz. Y de tropiezo en tropiezo en- derecé mis finanzas. Me es- forcé. Recuerdo que fui al Banco General y le dije a la personaque llevabami saldo de [tarjeta] Visa, que iba a pagar centavo a centavo. Y así lohice. Les llevabaundó-

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