25 años dela invasión

24

LA PRENSA SÁBADO 20 DE DICIEMBRE DE 2014

JURAMENTACIÓN. Ricardo Arias Calderón, Guillermo Endara y Guillermo ‘Billy’ Ford se juramentan como mandatarios de la República de Panamá en una base estadounidense. LA PRENSA/Archivo * LA INTERVENCIÓN MILITAR A PANAMÁ NO ESTUVO

invasiónel ejércitoconfiscóy envió a EU varios miles de cajas de datos clasificados, recabados por Noriega y sus secuaces durante sus años a cargo de la unidad de espio- naje de la Guardia Nacio- nal. LAS CONSECUENCIAS DEL MILITARISMO La intervención militar a Panamá no estuvomotivada por un deseo altruista de promover la democracia, los derechos humanos o la pro- bidad en Panamá. Durante muchos años, EUrespaldó a ladictadurapanameñaape- sar de sus actividades anti- democráticas y su corrup- ción. La invasión fue la res- puesta al menoscabo que las acciones de un dictador y agente de la CIA le causaron a la credibilidaddel paísmás poderoso del mundo y de su líder.Lahistoriaylateoríade las relaciones internaciona- les prevénque así se conduz- can los Estados poderosos. Por lo tanto, provocar a EU fue una imprudencia máxima deNoriega y sus se- guidores, solo explicable en un contexto de primitivis- mo, desesperación o ambi- ción sin límites. Noriega y sus allegados son responsables por el en- frentamiento destructivo con EU que culminó en la invasión de 1989. Este trá- gico desenlace demuestra el fracaso del militarismo pa- nameño, que se apoderó del país en 1968 y lo mantuvo sometidodurante lasdosdé- cadas siguientes. Por ello, es sumamente preocupante que, 25 años después de la invasión, los servicios panameños de se- guridad estén una vez más encaminadosporlasendade la militarización, con apoyo deEU.Comolodemuestrala historia, esos rumbos no conducen a finales felices.

REPRESIÓN. La ola de protestas de los ciudadanos contra el régimen, que respondió con violencia.

MOTIVADA POR UN DESEO ALTRUISTA DE PROMOVER LA DEMOCRACIA, LOS DERECHOS HUMANOS O LA PROBIDAD EN PANAMÁ. DURANTE MUCHOS AÑOS, EU RESPALDÓ LA DICTADURA PANAMEÑA A PESAR DE SUS ACTIVIDADES ANTIDEMOCRÁTICAS Y SU CORRUPCIÓN.

ligencia.

to enPanamá como en el ex- tranjero. El tirano creyó que sus bravuconadas, su hostiga- miento del personal esta- dounidense en Panamá y el apoyo que recibió de adver- sarios de Washington como Nicaragua, Cuba y Libia, in- timidarían a la superpoten- cia. Él y sus asociados hicie- ron caso omiso de aquella milenaria sentencia de Tu- cídides, brillantemente ex- puesta en la Historia de la guerradelPeloponeso ,que capta la esencia de las rela- ciones internacionales enun mundo caracterizadopor las diferencias de poder: “Los fuertes hacen cuanto pue- den y los débiles sufren cuanto deben”. En efecto, en esta convul- sionada relación la parte fuerte haría cuanto pudiera para salvaguardar su presti- gio.Alapartedébilletocaría, inexorablemente, sufrir las consecuencias del callejón sin salida al que la habían llevado Noriega, sus milita- res y el PRD. El 15 de diciembre de 1989, Noriega hizo que la Asamblea Nacional de Re- presentantes de Corregi- mientos lo proclamara “jefe de Gobierno” (cargo inexis- tente) y que declarara a Pa- namá “en estado de guerra mientraspersista laagresión contra el pueblo de Panamá porpartedeEUdeAmérica” ( El País , 16 de diciembre de 1989). Al día siguiente, un uniformado estadounidense fuemuertoenunreténde las Fuerzas de Defensa de Pa- namá ( The New York Ti- mes , 19 de diciembre de 1989). ‘CAUSA JUSTA’

Noriega interpretó el ar- tículo de Hersh como una traición de sus aliados esta- dounidenses. Lo cierto es que tras la publicación del Times , las conexiones con el dictador resultaban emba- razosas para el Gobierno de Washington, que comenzó a tratar de distanciarse deNo- riega. La situación se agravó cuandounañomás tarde, en juniode1987, el segundoofi- cial al mando de las Fuerzas de Defensa, Roberto Díaz, hizo confesiones al respecto del fraude de 1984 y la co- rrupción auspiciada por el organismo armado. Sus de- claraciones produjeron una ola de protestas contra el ré- gimen, el cual respondió con violencia a las demandas ciudadanas de desmilitari- zación y democratización. En los 30 meses siguien- tes hasta la invasión, Was- hington puso en práctica medidas diplomáticas y po- líticas, sanciones económi- cas,encausamientosjudicia- les y estrategias encubiertas para sacar del poder a No- riega. Aunque cada vez re- sultabamás claroqueEUno lotoleraríaindefinidamente, Noriega–aupadopor sus co- laboradores de las Fuerzas deDefensa y el PRD–noda- ba su brazo a torcer. Desaprovechó la oportu- nidad que ofrecían las elec- cionesde 1989paraentregar el poder sin traumas adicio- nales. No satisfecho con anular el resultado de los co- micios, hizo vapulear a los candidatos opositores. Las imágenes de sus atropellos dieron la vuelta al mundo y acentuaron la repugnancia queinspirabaeldéspotatan-

Estos hechos le dieron al gobierno del presidente George H.W. Bush la excusa que necesitaba para realizar su intervención . En la mañana del 20 de diciembre, el presidente Bush se presentó ante los medios para justificar la ac- ción militar iniciada horas antes en Panamá. De acuer- do con el mandatario, la in- vasiónse llevóacabopara: 1) proteger la vida de los ciu- dadanos estadounidenses en Panamá; 2) proteger los intereses y derechos de EU deacuerdoconelTratadodel CanaldePanamáde1977;3) aprehenderaManuelNorie- ga para enjuiciarlo en EU poracusacionesdenarcotrá- fico; 4) restaurar la demo- cracia enPanamá ( TheNew York Times , 21 de diciem- bre de 1989). Como explicación para la invasión de 1989, estas ra- zones no son convincentes. Más que los motivos enun- ciados por el presidente Bush, una razón primordial fue el deseo de apuntalar la credibilidad de EU, que ha- bía sido minada por el dic- tador de un pequeño país en la esfera de influencia de Washington. Semejante afrenta al prestigio estadou- nidense era inadmisible en momentos enque el imperio soviético se desmoronaba,

cuando el mensaje que co- rrespondía enviar al mundo era que si la Unión Soviética se derrumbaba, EU seguía siendo una superpotencia capaz de enfrentar cualquier reto que le planteara el sis- tema internacional. Mejorar los índices de aprobación del presidente Bush fue otro de los motivos detrás de la intervención. En sulibro U.S.Presidentsand Latin American Interven- tions (University of Kansas Press, 2008) el profesor Mi- chael Grow alude al debili- tamiento de la imagen del presidente a raíz de sus pro- blemas con Noriega. Tras la invasión, sin embargo, sus índices de aprobación au- mentaron: de 50% en enero de 1989 a 80% un año más tarde, según Gallup ( ht- tp://www.gallup.com/po- ll/116677/presidential-ap- proval-ratings-gallup-his- torical-statistics-trends.as- px#2 ). A estas razones, algunos autores agregan, como mo- tivos accesorios, el interés de la armada estadounidense por probar la efectividad de nuevos equipos bélicos (co- mo el bombardero Stealth F 117-A, luego usado en Irak) en el campo de batalla y por obtener información de in- teligencia política omilitar. Efectivamente,durantela

Made with