25 años dela invasión

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LA PRENSA SÁBADO 20 DE DICIEMBRE DE 2014

Considérese el relato que hace Roberto Alfaro en su autobiografía sobre el inten- tode eliminar unmonopolio privado con “tentáculos po- líticos”. Relata Alfaro que en 1990 laproduccióny comer- cialización del acero estaban enmanosdelaempresaAce- ro Panamá, S.A., que vendía la tonelada a razón de 800 dólares aproximadamente encondicionesquepráctica- mente obligaba al consumi- dor local a comprarlo a esa empresa. Después de meticulosos estudios, el ministro Alfaro concluyó que la protección arancelaria que brindaba el Estado a lamencionada em- presaerainconvenientepara el desarrollo de la infraes- tructuradel país y logró con- vencer al presidenteGuiller- mo Endara de que redujera por medio de un decreto los nivelesdeproteccióna la im- portacióndelacero.Alospo- cos díasAlfaro fue citado a la Presidencia a una reunión con los señores Paul Gam- botti, RobertoMotta Cardo- ze y el gerente de Acero Pa- namá, S.A., a fin de que sus- tentara la decisión del go- bierno de reducir el arancel mencionado. Iniciada la reunión, con- tinúa Alfaro, el señor Gam- botti (amigo personal del presidente) alcanzó tal gra- do de excitación que temió que le provocara un paro cardíaco. El gerente de la fá- brica de acero mentía sobre supuestos subsidios que otros países daban a la ex- portación del acero; se ar- gumentabatambiénquesi el Gobiernonoderogaba el de- creto expedido días antes, se quedarían cesantes cientos de familias panameñas. Desafiados los empresa- rios a refutar los argumentos del ministro, no consiguie- ronhacerloyelGobiernode- cidiómantenervigenteelde- creto con lo cual a los pocos meses la tonelada de acero fue bajando hasta los 400 dólares y Alfaro se ganó los desaires de las familias Gambotti yMotta. Otra circunstancia des- critaporelhistoriadorOmar Jaén Suárez en su último li- bro, proporciona una crítica autorizada y un diagnóstico de un serio problema rela- tivo a las fuentes de la his- toria reciente. Confirma lo que muchos lectores sospechan, pero no pueden corroborar con cer- FUENTES. Los nueve libros de historia de Heródoto (s. V a.C.). Durante siglos, lo que hoy llamamos fuentes históricas consistían casi exclusivamente de relatos orales transmitidos a lo largo de generaciones. CORTESÍA/Ricardo López Arias

EDIFICIO HISTÓRICO. Sede del Archivo Nacional de la República desde hace más de 70 años.

CORTESÍA/Ricardo López Arias

teza. Sostiene Jaén Suárez que nuestra sociedad es “na- turalmente alérgica a sume- moria colectiva y sometida, además y desde hace pocos lustros, a la acción nociva de algunos nostálgicos de los historiadores del pasado […] sociedad sometida, lo que es peor, a la acción in- tensadelosestafadoresyfar- santes intelectuales, de saco y corbata, que pululan en nuestro pequeño y fácil me- dio económico-social y po- lítico con ínfulas de conoci- mientosencamposdel saber que no dominan […] o de aquellos que al tiempo que construyen un falso pasado se fabrican una fama inme- recida como usurpada de historiadores. A estos im- postores que hasta se inven- tan los más elevados títulos académicos que nunca ob- tuvieron[…]”. Al inicio de este artículo mencionéquelahistoriaoral ha conseguido legitimarse como una actividad históri- ca respetable. En un sentido amplio, se sostiene que los testimonios de actores o tes- tigos coetáneos a los sucesos pueden mostrar cómo pen- saba la gente, las imágenes o representaciones y asocia- ciones que hacían o hacen desde su cultura. Tal vez la historia oral, los testimonios del hombre corriente con- temporáneo a los sucesos de

BIBLIOTECA NACIONAL. Conserva la mayor colección de periódicos del siglo XX. Muchos deteriorados y vandalizados irremediablemente. CORTESÍA/Ricardo López Arias * NUESTRA SOCIEDAD ES ‘NATURALMENTE ALÉRGICA A SU MEMORIA COLECTIVA Y que le conceda tanta con- fianza como a otras fuentes. No se esperará que la his- toria oral posea las caracte- rísticas de las fuentes docu- mentales pero puede contar parcialmente la historia “desde abajo”, desde la pers- pectiva, no de las élites sino desde la del pueblo. Pero también puede diri- luar las intrigas ymaniobras de laoligarquía enel período 1945–1955. Las entrevistas a la viuda

de Remón, por ejemplo, no se pueden asimilar a lo que los abogados denominan plena prueba de los hechos, pero eso no significa que ca- rezcan de valor para el his- toriador. La RAE describe y con ello corrobora lo que otros han escrito, que la in- vestigación del asesinato fue manejada tendenciosamen- te por funcionarios y fami- liaresquesebeneficiabandel asesinato de Remón, un su- ceso que nunca ha sido acla- rado. El estudio y compara- ción de testimonios, docu- mentos, publicaciones de los medios, con documentos desclasificados de los Archi- vos Nacionales de Estados Unidos, podrían ofrecer in- teresantes líneas de investi- gación. La tarea de rescatar, con- servar, divulgar y hasta cen- tralizar las fuentesparael es- tudio de la historia republi- cana corresponde al Estado. Una de esas fuentes prima- rias, los periódicos, corren grave peligro. Su conserva- ción y divulgación es unpro- yecto cuyo resultado puede producirhondasyduraderas repercusiones en la socie- dad.

SOMETIDA, ADEMÁS Y DESDE HACE POCOS LUSTROS, A LA ACCIÓN NOCIVA DE ALGUNOS NOSTÁLGICOS DE LOS HISTORIADORES DEL PASADO’

gir u orientar la atención del historiador hacia dirigentes, actores,políticosyfamiliares de sucesos trascendentes cuando no encuentra otras fuentes ocuando intentaob- tener versionesde loshechos directamente o cuando pre- tende ampliar el análisis del contexto social y político con recursos que de otra forma no obtendría en los docu- mentos oficiales ni en los pe- riódicos. Decepcionado por la falta de fuentes documentales, LarryLaRaePipping, unes- tudiante de doctorado de la universidad de Berkeley, se trasladóaviviraPanamádu- rante varios meses en la dé- cadadelosañosde1950para entrevistar a numerosos tes- tigos y actores relacionados conlallamadaeradeRemón (1945–1955) y el asesinato del presidente el 2 de enero de1955.Algunoshistoriado- res le han concedido rele- vancia para conocer y eva-

diciembre de 1989 pueda contribuir a revelar rasgos ideológicos, valores e idio- sincrasia. El testimonio del hombre corriente puede mostrar có- mo se sentía el testigo con relación a la invasión, cómo se siente hoy; si la aprueba o desaprueba; sus razones en- tonces y ahora. En fin, puede proporcionar al historiador pistas y mostrarle perspec- tivas que no habría conside- rado, sin que ello signifique

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