25 años dela invasión

37

LA PRENSA SÁBADO 20 DE DICIEMBRE DE 2014

PASADO. Estas estructuras funcionaron como albergue del batallón Paz, en Renacimiento, provincia de Chiriquí.

PLAYA. Río Hato es un pueblo habitado principalmente por pescadores. LA PRENSA/Archivo

LA PRENSA/Archivo

‘ME ACONSEJÓ QUE ME QUEDARA EN CASA’ Julio Castilla estaba en Santiago. Se despertó y por los rumores que había en el vecindario fue al centro de la ciudad. “Meencontréconun grupo de batalloneros uni- formados, entre ellos un amigo, quienme dijo que no sabía lo que iba a pasar”. El amigoleaconsejóquese quedara en casa y así fue. Se tuvo que quedar losmeses si- guientes en Santiago, porque su apartamento en la ciudad dePanamá fue saqueado. Enresumen, puededecir- se que con la llegada de los soldados estadounidenses al interiordelpaíshubounam- biente incierto al comienzo, porquelosresidentestemían un bombardeo o un enfren- tamiento entre los soldados de Estados Unidos y los Co- depadi. Sinembargo, lospri- meros mantuvieron una po- sición pacífica con la comu- nidad. Losserviciosdeluz,aguay teléfono no fueron inte- rrumpidos. Las imágenes de lo que sucedió en la ciudad de Panamá se veían en la te- levisión y la información se seguía por Radio Impacto . (En este artículo colabo- raron Rafael Quezada y Zabdy Barría). TRANQUILIDAD “ LOS HELICÓPTEROS SE ESCUCHABAN A CADA RATITO... PERO LA GENTE DE NORIEGA SALIÓ HUYENDO POR LOS CAFETALES CUANDO LLEGARON LOS GRINGOS”. Omar Jiménez BOQUETE

do Panamá.

Suesposo, eldoctorFrank Martin, miembro del parti- do Arnulfista y “enemigo acérrimo del militarismo”, según indica su esposa, tuvo queesconderseenel patiode la casa porque los batallone- ros lo buscaban para captu- rarlo. “[Los batalloneros] esta- banvestidos comoRambo ... me preguntaron por quéme había asomado. Me apunta- ron con metralletas y me dijeron: “¿El Dr. Martin”? Y yo les pregunté, “¿Por qué... saben de algún enfermo que lonecesite?”, y lesdijequeno tenía la menor idea... me pi- dieron las llaves del carro y aquí estuvieron por buen tiempoafuerademi casa, así que estaba “bien cuidada”. Los Codepadi se queda- ron rodeando su casa hasta que llegaron los estadouni- denses. Humberto Álvarez pre- sintió que algo sucedería desde el 16 de diciembre cuando fue a una boda en Chitré y de regreso a su casa lo detuvo un retén policial panameño. “Nos revisaron y nos dijeron que el coman- dante les había dicho que los gringos vendrían a Pana- má...” Álvarez vivía en el barrio de Doleguita en David, Chi- riquí, y se acostó a dormir la noche del 19 de diciembre. “Mi esposa estaba embara- zada,asíquedormimostem- prano y en lamañana del miércoles 20 de di- ‘NO SE SABÍA QUÉ IBA A PASAR’

MILITARISMO. El teniente coronel Luis Del Cid tenía bajo su mando la tercera Compañía de Infantería Diablo Rojo, con sede en David, provincia de Chiriquí. LA PRENSA/Archivo

militares estadounidenses, después de la entregadeNo- riega, convivían de manera pacífica en la ciudad. Dice que había toques de queda. “Con incertidumbre escuchábamos la radio in- ternacional para enterarnos de lo que sucedía en la ca- pital”. De Gracia cuenta que la llegadade los estadouniden- ses, “fue como un circo... una exhibicióndeautosmilitares que recorrían la ciudad pero que no aterraba, por el con- trario, la mayoría de las per- sonas salía a saludarlos”. El boqueteño Omar Ji- ménez estaba en Culebra y recuerda que los batallone- ros llegaron en cantidad y se metieron en la montaña. “Los helicópteros se escu- chabanacadaratito...perola gente de Noriega salió hu- yendopor loscafetalescuan- do llegaron los gringos”. De acuerdo con el luga- reño, los estadounidenses detectaban desde el aire los armamentos escondidos por Noriega. “Un día llega- ron y sacaron un armamen- to, y quedó un hueco enor- me”. ‘QUEDÓ UN HUECO ENORME’

6:30 a.m. en la que indica- ban que Panamá había sido invadida por los estadouni- denses”, dice. Ese día buscó a su abuela enlabarriadaElTerronal, en donde había un retén de batalloneros y Codepadis, quienes se instalaron, arma- dos, en los accesos al barrio y lo revisaron. “El ambiente era incierto, las personas no sabían si tra- bajar o no, los supermerca- dos se comenzaron a llenar... no se sabía qué pasaría”. Álvarez explica que la Iglesiacatólicatuvounpapel fundamental. “El obispo de laciudaddeDavideraCarlos

AmbrosioLewis, quepor ra- dio comenzó a llamar a los policías jubilados a poner orden enDavid”. “Se veía y se escuchaban losaviones, algunossoltaban a paracaidistas que caíandel cielo por Aguacatal. El 25 de diciembrea las9:00a.m. lle- garon los soldados en heli- cóptero al aeropuerto Enri- queMalek. Añadió que cuando llega- ron a David fueron a su casa mientras no estaba, y un ve- cino le dijo que los soldados estadounidenses querían en- trar a la fuerza. Así que fue al cuarteldeDavidaverporqué lo buscaban. “Merecibióuntenientede las fuerzas especiales, me habló en inglés y me dijo: “ We don’t do that ”, le res- pondí: “ Yes you did it in my house ”. Le pidieron dis-

ciembre escuché una transmisión en ca- dena nacional a las

culpas por tratarse de una confusión, porque como vivía en un dúplex, el que tenía armas era su vecino, que era Codepadi.

MACHO DE MONTE. La calavera del

emblema representa el desprecio a la muerte. LA PRENSA/Archivo

‘FUE COMO UN CIRCO’ Marcia De Gracia estaba en David y recuerda que los

Made with