25 años dela invasión

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LA PRENSA SÁBADO 20 DE DICIEMBRE DE 2014

Noriega: el retornodel reo RENDIDO. Luego de entregarse a los soldados estadounidenses, Noriega es trasladado en helicóptero hasta la base de Howard. Allí lo subieron a un avión militar y viajó hasta Miami, donde se sometería al primero de sus juicios. LA PRENSA/Archivo

■ 22 años pasó el general detrás de los barrotes. Primero en Miami, condenado por narcotráfico; después en Francia, penado por lavado de dinero; hace tres años regresó a Panamá, donde paga sentencias por varios asesinatos.

LUIS BURÓN-BARAHONA lburon@prensa.com L as manos le tem- blaban a Manuel Antonio Noriega. Teníapuestosutra- je de general con estrellas doradas en los hombros. Era la noche del 3 de enero de 1990 y habían pasado siete años desde que tomara el control absoluto del país. Esanochesuscondecoracio- nes habían dejado de inspi- rar temor. Noriega salió con rostro sereno de la Nunciatura Apostólica, en Paitilla, don- de estuvoescondidodesde la Nochebuena. Unos minutos antesde las9:00de lanoche, el general salióaencontrarse conungrupodesoldadoses- tadounidenses. Solo dos cá- maras registraron ese mo- mento. Una era de la cadena estadounidense ABC , laotra era del Pentágono. Que no

hubiera medios alrededor era una de las tres condicio- nes que pidió Noriega para entregarse.Lasotrasdosexi- gencias fueron que lo deja- ran utilizar su uniforme mi- litar y hacer unas llamadas telefónicas. Elcontingenteavanzóha- cia el cuadro de fútbol del colegio San Agustín, que en ese entonces estaba justo frente a la Nunciatura, don- de se encuentra hoy Multi- centro. En la penumbra in- trodujeron a Noriega a un helicóptero Black Hawk y partieron hacia el aeropuer- to de Howard, al otro lado del Canal. El vuelo duró 13minutos;

DECISIÓN. Bush ejecutó la operación Causa Justa, en la que murieron incontables panameños para que los estadounidenses pudieran arrestar a Noriega. ARCHIVO

y Noriega estuvo otros 28 minutos en esa base. Des- pués lo subieron a un avión militar de asientos rojos,

inicio de su proceso. El 6 de septiembre de 1991 le abrie- ron un juicio de mucha cau- tela,pueserabiensabidoque antes de que le declarara la guerra a Estados Unidos, la relación entre ambos era más que cordial. La defensa del panameño estuvo liderada por Frank Rubino, un abogado con trayectoria en el Servicio Se- creto estadounidense. Tam- bién fue piloto de autos de carrera. Al comienzo del jui- cio prefirió no hablar, pues

dre para revelar las nuevas noticias. Calificó como un éxito su operación Causa Justa, que pese a las incontables muer- tes de civiles lograba su ob- jetivo de capturar aNoriega. En Panamá, alguna gente se unió en fiesta con sus inva- sores. Flameaban las dos banderas; vitoreaban en los dos idiomas. PRISIONERO DE GUERRA Noriega estuvo enMiami casi dos años esperando el

modelo C-130. Adentro, un hombre de bigote espeso y chaquetade laDEAle ajustó las esposas. Noriega ya no era el hombre fuerte de Pa- namá, solo otro reomás. Salieronhacia labaseHo- mestead, enMiami, a la que llegaron casi a las 3:00 de la mañana. Loesperabaun jui- cio por narcotráfico. Mientras volaban hacia Florida, en la televisión es- tadounidense apareció el presidente George Bush pa-

* DESDE LA NUNCIATURA, EL VUELO DURÓ 13 MINUTOS; Y NORIEGA ESTUVO OTROS 28 MINUTOS EN LA BASE DE HOWARD. DESPUÉS LO SUBIERON A UN AVIÓN MILITAR DE ASIENTOS ROJOS. ADENTRO, UN HOMBRE DE BIGOTE ESPESO Y CHAQUETA DE LA DEA LE AJUSTÓ LAS ESPOSAS.

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