25 años dela invasión

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LA PRENSA SÁBADO 20 DE DICIEMBRE DE 2014

HONOR. Poco antes de la invasión, y con Francisco Rodríguez (Der.) como presidente, Noriega se convirtió en el jefe de Gobierno de Panamá. LA PRENSA/Archivo

PASADO. Durante sus actos, Noriega lucía feliz, como si el momento de poder nunca fuera a terminar. LA PRENSA/Archivo

SALTO. Noriega era un diestro paracaidista. En la foto, durante un entrenamiento con Asunción Eliécer Gaitán.

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* EL GENERAL LUCÍA GOZOSO. VESTÍA UN TRAJE NEGRO, CAMISA BLANCA A RAYAS, CORBATA ROJA, Y UNA SONRISA DE ILUSIÓN. LA MIRADA DE NORIEGA REBOTABA ENTRE SUS ACOMPAÑANTES, EL CELULAR QUE LO GRABABA Y EL VACÍO.

su promesa.

Uno a uno, los golpistas fueron asesinados. Al hecho se le conoció como la ma- sacre de Albrook. A Giroldi, el compadre, la cabeza de la intentona, le esperaba un trato especial. Luego de ho- ras de torturas, Heráclides Sucre, otro mayor, terminó consuvidaconunaráfagade balas. “No me maten... ¡por mis hijos!”, fue lo último que alcanzó a decir antes de sen- tir el plomo en su espalda. En1999,Francia también decidió enjuiciar a Noriega enausencia.ElGobiernoeu- ropeo lo acusó de utilizar bancos franceses para lavar cerca de 3 millones de dó- lares provenientes del nar- cotráfico. Lo sentenció a 7 años.PidióaEstadosUnidos su extradición. Noriega tenía estatus de prisionerodeguerra.Enteo- ría, nopodía ser extraditado. Sin embargo, en agosto de 2007, a unos meses de cum- plir 17 años de castigo y vol- ver a Panamá, el juez Hoe- veler aseguró que lo envia- rían a Francia. Los franceses prometie- ron un nuevo juicio si los es- tadounidensesleenviabanal reo, así que tenía la oportu- nidad de no estar detrás de las rejas por siete añosmás. En los siguientes tres años, Frank Rubino, el abo-

INVITADO. Mientras duró su régimen, Noriega siempre tuvo paso expedito en la Presidencia. LA PRENSA/Archivo

cumplieron sentencia reos famosos, como el expresi- dente argelino Ahmed Ben Bella, o el venezolano Ilich Ramírez Sánchez, conocido como El Chacal. En septiembre de 2011, Noriega obtuvo su libertad condicional. Cumplía ya casi cuatro años de su condena francesa, pues le sumaron el tiempo que estuvo en Esta- dosUnidosposterior a susa- lidayenesperadesudestino. Mantuvo buena conducta, así que también tenía dere- cho a una rebaja de pena. Sin embargo, Panamá ya lo había pedido también en extradición para que cum- pliera las sentencias por las muertes de Spadafora y Gi- roldi. Continuó recluido hasta que se resolviera este nuevo trámite. A finales de noviembre, la

justiciafrancesaaceptólaex- tradición. El 11 de diciembre de2011,casi22añosdespués de su episodio clandestino en la Nunciatura de Paitilla, Noriega regresó a Panamá. Su hogar. El general lucía gozoso. Vestíaun trajenegro, camisa blanca de rayas, una corbata roja, yuna sonrisade ilusión. “Corona, pórtatebien, sigues portándote mal, me dijo tu yerno... Eudes, Eudes, doc- tor Eudes Moscoso. ¿Cómo están las crías de avestruces? Un saludo desde Madrid, aquí con tu gran amigo y pa- riente Moreno”, murmuró Noriega mientras sumirada rebotaba entre sus acompa- ñantes, el celular que lo gra- baba y el vacío. Noriega era escoltado por TODOS VUELVEN

gadodelmilitar, gestionó to- das las audiencias y todos los recursos posibles para evitar que su cliente sumara más años en prisión, lejos de su familia, de su patria. Enabrilde2010,dosaños y medio después de que No- riega cumpliera su condena, Hillary Clinton, secretaria de Estado estadounidense, firmó la orden de extradi- ción. El 27 de ese mes, Noriega fue transportado en una ca- mioneta negra hasta el ae- ropuerto internacional de Miami. Fue escoltado hasta un vuelo comercial de Air France por el alguacil fede- ral. El exdictador vestía ropa negra y un sombrero celeste, caminaba con paso lento y

sostenido por sus escoltas. Tenía 76 años. Tresmesesdespuésdeco- menzado el nuevo juicio, los franceses le ratificaron la condena de siete años. Yves Leberquier, su abogado de- fensor,tildódeinjustalasen- tencia porque si llegaba a cumplirla, Noriega tendría 83 años para cuando saliera de la cárcel y seríamás difícil su reunión familiar en Pa- namá. Sus quejas fueron ignoradas. Al dictador entonces lo trasladaron hasta la prisión La Santé, una estructura la- berínticayoscuraenelsurde París. El 7de juliode2010, el panameño comenzó su con- dena en el área especial de este recinto, donde también

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