MANUAL GESTION DE LA ENERGIA

MANUAL GESTIÓN DE LA ENERGÍA

Después de haber experimentado un gran auge durante las décadas de los

setenta y ochenta, el empleo de la energía nuclear para la generación de electricidad

solo creció el 5,7 % en la etapa de 1990 a 2000. En esta desaceleración se tiene en

cuenta, por una parte, los relativamente altos costes de funcionamiento y

desmantelamiento de las centrales nucleares, y por otra, la toma de conciencia del

público en general acerca de los problemas de seguridad operacional, el reciclaje y la

disposición final de los residuos nucleares.

De acuerdo con un artículo publicado por Lenssen en Signos vitales 2001, en el

2000 había en el mundo 435 reactores nucleares conectados a la red, cuya potencia

instalada total ascendía a 374.734 MW. Se inició la construcción de un reactor en

China y otros 25 reactores estaban en alguna fase de ejecución. El último reactor de la

central de Chernóbil, en Ucrania, fue finalmente cerrado. Varios países europeos han

anunciado el cierre definitivo de sus reactores y otros han declarado moratorias, como

Francia, o detenido sus programas nucleares, como Taiwán.

Hoy se propone, que una de las posibles medidas para enfrentar el cambio

climático y el calentamiento global que sufre el planeta a causa del empleo de los

combustibles fósiles, es incrementar la presencia de la energía nuclear en la

generación de electricidad en el mundo. Así quedó plasmado en la IX Sesión de la

Comisión de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, celebrada en la ciudad de

Nueva York, en abril de 2001. Los criterios para la inclusión de la energía nuclear en el

contexto de una energía para el desarrollo sostenible, se basan en el hecho de que

durante el funcionamiento de una central electronuclear, las emisiones de CO2, son

considerablemente bajas, por lo que califican a esta fuente de energía como una

"energía limpia" y por tanto compatible con el desarrollo sostenible. Este es un asunto

muy complejo y requiere de un análisis integral, pero lo que sí resulta evidente, es que

las reservas de uranio no son renovables, son finitas, y en un mayor o menor plazo se

agotarán, al igual que el petróleo y los restantes combustibles fósiles.

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