MANUAL GESTIÓN AMBIENTAL

GESTIÓN AMBIENTAL

Una aplicación correcta en este caso podría ser:

• Muy frecuente: ocurre más de diez veces al mes.

• Frecuente: ocurre menos de diez veces al mes pero más de tres veces cada seis meses.

• Poco frecuente: si ocurre menos de tres veces cada seis meses. Así, el criterio tendría un potencial objetivo de comparación de datos en el tiempo.

Las cifras que delimitan las bandas dependen de la realidad de cada situación en planta, de manera que las bandas deben ser del mismo orden de magnitud que los valores habitualmente observados. No deben ser muy anchas, pues en ese caso la alerta de cambios y tendencias se detectaría muy despacio, ni muy estrechas, pues así, pequeñas fluctuaciones estarían cambiando demasiado pronto las valoraciones asignadas por cada criterio para cada aspecto. El número de bandas empleadas depende de los diferentes grados de alerta que se desee contemplar y se ve reducido por la disponibilidad de datos para establecer los límites entre ellos. Por otra parte, los criterios técnicos pueden ser a su vez de dos tipos: • Los que reflejan el concepto de la mejora continua. Son aquéllos basados en mediciones, que hacen que de un ciclo a otro de valoración (normalmente anuales) permitan cambiar la contribución de ese criterio a la significatividad del aspecto (por ejemplo, acercamiento a límites, magnitud, extensión, frecuencia, etc.). El aspecto que este año/ciclo del sistema está cerca de límite, hay mucha cantidad o es muy frecuente puede no comportarse así el pró- ximo ciclo. Criterios de este tipo permiten el cambio de su valoración en función de los cambios de la realidad de la planta e incluso, si es el caso, la alternancia de los aspectos más valorados. • Los que no reflejan este concepto. Criterios que definen la naturaleza del aspecto como gravedad, toxicidad, peligrosidad, etc., siempre reflejan la misma contribución para el aspecto sólo por el mero hecho de su existencia, por lo que la contribución al valor de la significatividad final de estos criterios no debe ser determinante en el cómputo total, pues, de otro modo, en todos los ciclos de valoración se obtendrían los mismos aspectos como significativos, no reflejando la metodología de evaluación las circunstancias cambiantes de otros criterios.

En conclusión, la metodología de evaluación debe estar preparada para reflejar posibles cambios en la valoración de los aspectos a cada ciclo de aplicación. Ello se consigue mediante la elección de criterios adecuados.

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