Mayores de Córdoba 2018 -3

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EXPERIENCIAS PERSONALES

Emigrante. Gracias Bélgica LISARDO OLLERO UED de Dos Torres

mana y le expliqué que iba allí no para robar, sino en busca de trabajo. Así comenzó nues- tra aventura en Bélgica. Al día siguiente de nuestra llegada ya estaba trabajando. Mi mujer, sin embargo, tardó unos 20 días, y a punto estu- vo de echarla la policía belga a los cuatro días por no tener contrato. Ella trabajó en casa de unmédico, cuidando de sus hijos y haciendo las labores del hogar. Los 39 años estuvo en la misma casa, por lo que hici- mos muy buena amistad con la familia, que vino a vernos a España en dos ocasiones pos- teriormente. Yo era trabajador en una fundición de Zinc, plomo y cad- mio, entre otros metales. Tra- bajábamos tres o cuatro horas al día y cada 9 días teníamos uno de descanso. En la fundi- ción había una temperatura

de casi 1.000ºC, y se estaba expuesto a muchos residuos tóxicos, por lo que no se podía trabajar más horas diarias. Nos pagaban muy bien, unos 30.000 o 40.000 francos por mes (un franco era más o menos 4 pesetas) porque era un trabajo muy duro y peligro- so. Dos compañeros se murie- ron delante de mí por paros cardíacos debido a las condi- ciones extremas del trabajo. Había otros paisanos de mi pueblo que no trabajaban casi nunca, se daban de baja y se iban a jugar a las cartas, cuando me veían pasar con la mochila de trabajo me decían: «Ahí va el esclavo». Aprendimos a trancas y ba- rrancas un poco de francés, pero en la fábrica éramos to- dos inmigrantes: italianos, ma- rroquíes, austriacos… Excepto un jefe que era belga.

Recuerdo el país conmucho cariño, teniendo trabajo, todo el mundo te trataba muy bien, son personas muy educadas. Allí nació mi único hijo, que tie- ne nacionalidad belga y sabe francés muy bien. En la embajada española organizábamos muchos bai- les, comidas y pasábamos la Nochevieja allí. En una ocasión pagué 37.000 francos para in- vitar a la familia que tenía tra- bajando en Alemania (que no tenía tan buenas condiciones) a pasar la Nochevieja allí. Para mí, Bélgica ha sido el mejor país del mundo. Allí hi- cimos una asociación que se llamaba «Unión deportiva es- pañola de Lieja», con más de 300 socios todos ellos españo- les. Realizamos muchas activi- dades comunes como viajes y conciertos. Contratamos a artistas de la talla de Antonio Machín, Peret o Isabel Pantoja para realizar conciertos organi- zados por nuestra asociación. Recuerdo que Antonio Machín cobró unos 600.000 francos en aquella época, alquilamos un palacio de congresos en Lieja y pasó la noche entera con no- sotros, además de cantando, contando chistes y hablando con nosotros. Isabel Pantoja en aquella época era muy joven y fue a dar el concierto a Bruse- las. Nos llevamos un trocito de España allí y fue todo un éxito. Sólo le puedo reprochar una cosa a Bélgica: la comida, como la española ninguna. Como consecuencia de mi trabajo en la fundición tengo problemas en la garganta. He tenido secuelas en la laringe y pasé dos años yendo y vinien- do del hospital. A pesar de ello, no me arrepiento de nada. Gracias, Bélgica, siempre te estaré agradecido y tendrás un hueco en mi corazón.

Treinta y nueve años en Bélgi- ca, todo eso llevo a mis espal- das, y hoy lo puedo contar con orgullo. Con 22 años, después de venir de Marruecos donde fui a hacer la mili, España esta- ba sumida en una crisis, en la que no había trabajo. Mi her- mana mayor, que ya estaba trabajando en el extranjero, me mandó una carta dándo- me su dirección y ofreciéndo- me un porvenir. Sin pensarlo, allá que fui- mos. Estaba recién casado, así que nos fuimos mi mujer y yo. Cogimos un tren hasta París, y otro de París a Lieja. En este último, la policía nos quería echar porque sólo llevábamos 2.000 pesetas y se pensaban que íbamos a robar. Le tuve que enseñar la carta demi her-

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